Después de haber pasado un
bonito día con mis amigos, soñando con mis primeros besos y caricias de ese
chico cuya mirada me hipnotizaba…, mi vida cambió en el camino de vuelta a casa,
cuando el coche del padre de Clara se
paró. De vez en cuando nos recogía para llevarnos a casa, pero, ese día, Clara
estaba enferma…
-Te invito a merendar ya
que quiero hablar contigo de la sorpresa de cumpleaños de Clara.
En el coche estaban dos amigos
y fuimos los cuatro a una cafetería; no recuerdo mucho, me sentí mareada y volví
a tomar consciencia cuando estaba en una cama y esos tres hombres maduros se
reían y decían obscenidades. Sólo veía las sombras de sus máscaras.
No quiero imaginar lo que
han hecho a mi cuerpo. Oigo palabras de amenazas que me hielan el alma… juro no
contar nada… pero en el fondo de mi ser, sé que cuando esté preparada denunciaré
estos actos indignos del ser humano, y, a esos tres depredadores con
apariencias de señores los veré detrás de los barrotes vestidos de naranja.
Cada uno esculpe sus cómos, porqués, delimita su parcela de hombre o bestia; cada
cual elige su vida, todas las decisiones tienen consecuencias.
Al mirar a Clara, días
después, los ojos se llenaron de amargas lágrimas, –ella me preguntaba ¿qué te
pasa? Y, aunque, no era culpable me
alejé sin querer, no podía soportar su compañía porque veía a su padre con esa
mirada lasciva que me helaba la sangre… aún, no estaba preparada para decirle
la verdad. Me alejaba sin contestar, solo pensaba: “tu padre y sus amigos me
han violado hasta hartarse, han robado mi primer beso y caricias”. Sabía por
Clara que su padre, cada atardecer cuando volvía a casa, les daba un beso de
buenas noches y se sentaba con su mujer a tomar una copa, para hablar de cómo
había ido el día. ¡Qué lejos estaban de saber que el buen padre y ejemplar
marido era una bestia sin escrúpulos, de vejaciones y afrentas, violador de
niñas!
Me siento sucia, humillada y
ultrajada, no sé si alguna vez ésta herida sanará, tendré que hacer acopio de
todas mis fuerzas para reescribir mi
historia, una nueva historia serena y sembrada de flores de múltiples colores, algunas
con espinas que me harán sangrar pero será por mis decisiones.
“La claridad viene con el
valor y el coraje de mirar de frente para no sumergirse en el pasado y sentirse
víctima el resto de nuestros días; las emociones tienen dos caras, hay que
elegir siempre la positiva como la valentía y la sonrisa para que la fuerza y
la voluntad surjan de ellas. Todos tenemos un destino y debemos ir a su
encuentro”, palabras que mi madre me repetía una y otra vez para curar mis
heridas en el cuerpo y alma.
Por fin, un día al
levantarme y cuando miraba a mi madre, vi en la profundidad de sus ojos, la
fuerza de ser mujer y madre; comprendí sus palabras “ser mujer significa tener
coraje, voluntad, amor y fuerza, porque somos portadoras de vida y guías de
nuestros hijos, no debemos aceptar maltrato ni violencia en nuestras vidas”. Supe que había ha llegado el momento de pasar
página y de denunciar esas violaciones.
Sé que durante toda mi vida
habrá una espina de ese recuerdo y también sé que hay que luchar por la
libertad y la justicia para evitar que
bestias humanas sigan destrozando la vida de otras personas. Al mirar de frente
puedo ser feliz, las vejaciones y las violaciones se pagan y esas tres bestias no
necesitarán más sus máscaras porque ahora visten de color naranja con números
de perpetua.
Los derechos humanos son un
derecho intrínseco de cada ser, nadie puede estampar su sello de propiedad o su
deseo en el cuerpo de otra persona; el ser humano no nació para ser mancillado.
Este relato es una denuncia
a las violaciones, al maltrato, a la violencia, a las vejaciones de mujeres, niños, minorías… Reclamo respeto y
justicia para todos para que el orden en el mundo se restablezca y los derechos humanos sean respetados.
(Foto "Naturaleza Sagrada del Ser Humano"
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