Esta es la historia de Aamir, un niño de cinco años que ha sido obligado por la crueldad de algunos señores a vivir en una trinchera donde el silbar de las balas son los sonidos que oyen sus pequeños oídos. Aamir agoniza, poco a poco, su pequeña y corta vida se va con cada respiración —el aire es irrespirable debido a los ataques biológicos, así como a los bombardeos que no cesan—, su pequeño cuerpo ya no tiene fuerzas y ha caído en la inconsciencia, lugar donde no siente dolor ni temor.
Ángeles Carretero Casar
@ahimsaesvida
martes, 12 de marzo de 2024
En las trincheras
viernes, 22 de diciembre de 2023
El pequeño y la montaña sagrada
Las montañas desde la antigüedad más remota son símbolos sagrados, encierran secretos que son desvelados al buscador del camino de su alma y que esté dispuesto a pasar las pruebas. Las montañas han vivido millones de historias que guardan en sus archivos arcanos dentro de sus cuevas profundas.
jueves, 12 de octubre de 2023
Lúa y la gota de agua dorada
Después de tantas historias fascinantes con algunos seres humanos a través del mundo, nos preparamos para una nueva aventura, el clarín ha sonado para reagruparnos en nubes, los vientos soplan y así comienza el baile para descender a la Tierra.
Esta vez los vientos nos llevan a un hermoso y tranquilo paraje en medio del
Atlántico, una pequeña isla poblada por gentes amables y generosas. Hay un
volcán cuya energía es especial, aunque muchos lugareños lo hayan olvidado.
Existen montañas muy altas de lava que crean paisajes muy hermosos que dan vida
a épocas pasadas. El choque entre dos nubes produjo un fuerte destello de
luz y formamos unos fuegos artificiales de gotas doradas que bañaban esa
naturaleza extraordinaria.
Me llamo Lúa, en esa época tenía diez años, era traviesa, vivaracha y muy
alegre. Vivía en un pequeño pueblo de pescadores en una pequeña isla del
Atlántico. Iba al colegio de mi barrio. Era obediente, aunque no estaba de acuerdo
con muchas cosas tanto en casa como en el colegio. Esto ya me trajo algún que
otro problema a mi corta edad, pero vivir como una marioneta nunca me gustó.
Soy diferente solo por el hecho de no seguir la corriente.
Todo comenzó hace muchos años cuando una noche de verano empezó a caer una
gran tormenta de rayos y mucha agua. Sentí una curiosa sensación, necesitaba
salir al jardín para sentir esa fuerza indomable de la naturaleza, oía gritar a
mi madre: “¡no salgas!”, sin embargo, no pude contener ese impulso y salí. Vi
una cortina de agua cristalina con destellos dorados, caía con tal ímpetu que
me quedé embriagada y paralizada al contemplar esa belleza. Sentí una energía
tan grande que abrí los brazos para recibir ese baño de agua de las estrellas.
Recuerdo que por mi cara fluían pequeños riachuelos y una gota dorada penetró
en mi boca, sentí un extraño sabor en mi garganta.
En ese momento, mi pequeño cuerpo se convirtió en el universo donde el vacío
y el todo eran uno, millones de puntos luminosos en continuo movimiento, cuya
vibración producía una música sutil y armoniosa. Vi un puntito en el infinito
universo, la Tierra. Observaba todo el conjunto a la vez y recordé que muchas
veces, en esos momentos de silencio perfumado por las estrellas de los jazmines,
miraba al cielo y veía chispas doradas, moviéndose en el aire a toda velocidad,
sin chocar, todo está impregnado de ellas. Mi mirada volvió a ese universo de
puntos luminosos; de pronto un grito me devolvió a la realidad física, esa
experiencia duró una milésima de segundo, fue instantáneo, pero mi alma todo
absorbió. Mi madre enfadada salió a buscarme y me hizo volver a casa. Esta vez
su regañina no me importó, ese instante mágico cambió mi vida para siempre. Mis
padres estaban acostumbrados a mis “arrebatos incoherentes”, mi comportamiento
no les parecía el apropiado a una niña pequeña.
Decidí no contar mi experiencia, esa noche soñé con riachuelos que nacían en
la ciudad de cristal, con reflejos de colores del arcoíris que recorrían mi
cara, como rayos dorados que desembocaban en el océano de mi corazón, algo
cobraba vida en mi interior. En el silencio de la noche estelar oí notas
musicales que envolvían mi alma, oí una voz: “aunque pequeña, eres curiosa y
valiente, tesoro que debes guardar siempre; siente la magia de tu alma para que
elijas quien quieres ser; cada mañana el sol abrirá tus ojos para que paso a
paso comprendas el sentido de tu vida. No seas una marioneta, sigue tu camino,
posees el coraje de tu corazón y la valentía de tu alma, ambos necesarios para
levantarte cuando caigas y seguir avanzando por el camino del silencio de los
jardines de la vida. Solo encontrarán alegría en el juego de la vida, las
personas que se maravillan cuando ven la belleza y el coraje de una flor que
lucha por nacer en una roca; las personas que se embriagan del perfume del
rocío de las estrellas; las personas que oyen el vals del otoño cuando las
hojas caen al ritmo del viento para unirse a la tierra y volver en primavera.
Afronta la realidad y no te dejes embaucar por los miedos que se forman en tu
imaginación. Cuando te sientas confundida ve a tu corazón donde todo guarda su
memoria y te recordará que para avanzar caerás y te levantarás con más fuerza y
claridad”.
La esfera dorada me llevó a través de mares y montañas para que viera la
grandeza y belleza de la naturaleza. Nos adentramos en montañas primigenias,
valles con hermosos árboles centenarios, ríos impetuosos donde habían crecido
grandes civilizaciones que dejaron una huella en los templos construidos según
el código de belleza. En un momento dado, la gota dorada se posó sobre un loto
blanco que crecía en un precioso lago de montaña, tranquilo y sereno, donde se
reflejaba el cielo, que solo la brisa del viento lo mecía suavemente cantando
canciones de antaño. Visitamos las profundidades del lago, ese mundo
subterráneo tan rico y diverso cuyas raíces son el alimento de todo lo que
vemos. No soy Lúa, soy parte de ese misterio del universo que todo contiene y
es.
Me desperté serena, rememoré mi sueño y esa voz del aire se hizo palabra en
mi diario. Sentía esa fuerza que vibraba en mi interior y me empujaba a buscar
respuestas, ese instante mágico fue mi punto de inflexión. El día era,
como siempre, soleado, salí a coger lapas con mis amigos, disfrutaba de su
compañía, de nuestras risas y juegos. También había un deseo oculto, deseaba
sentir esa magia del agua, sin embargo, solo sentí un recuerdo, y, una
vibración muy profunda me hizo llorar, supe que esa maravillosa gota de agua se
unía a ese gran océano azul para poder elevarse de nuevo al mundo celeste y
proseguir sus viajes eternos en el corazón de los humanos. Le agradecí con toda
mi alma esta aventura.
A partir de ese momento fui “normal” para mis padres y amigos y “diferente”
para mí, la magia de mi universo interior empezó a germinar como una semilla.
De niña fui muchas veces incomprendida; solitaria, de adolescente y feliz de
madura. He pasado por cientos de aventuras, con caídas y sueños rotos, pero me
he levantado porque esa voz me repetía: ¡no te rindas! Así mi vida se ha ido
forjando con mis decisiones y hoy soy la persona que quiero ser, vivo la vida
que me hace crecer y sentir bien. La vida es el camino de regreso a la
conciencia universal, comprender nuestros pensamientos, emociones, acciones, para
decidir si queremos nutrirnos del mundo celeste y terrestre o solo de las
apariencias exteriores. Los seres humanos tenemos la capacidad de crear y
destruir, solo depende de nuestra elección.
Recuerdo a menudo la extraordinaria experiencia de la gota dorada, la magia
de la vida, los misterios de los seres humanos que van unidos a los misterios
de la naturaleza, por eso nos sentimos tan bien cuando estamos en medio de un
bosque, del mar, de la montaña porque la naturaleza nos ama y nos
protege. Heráclito decía: “La naturaleza ama esconderse, sin embargo,
revela sus misterios a quien la ama”, somos parte de ese mundo visible e
invisible.
Los padres tenemos la responsabilidad de ser guías para nuestros hijos y no imponer nuestros criterios a golpes sin dialogar con ellos. Los niños deben ser respetados, amados y dejar que su creatividad emerja y se desarrolle; todos los niños tienen un gran poder de captación, de observación, de sentimiento, de creatividad que no hay que apagar, sino todo lo contrario, seguir alimentando esa llama de vida que es la que guiará sus vidas.
(Foto privada)
martes, 15 de agosto de 2023
Viejas almas vuelven como estrellas fugaces
En el siglo XV-XVI se reunieron en Europa grandes mentes, entre ellas Giordano Bruno, Pico de la Mirandola y Erasmus de Róterdam, que defendieron con su vida el amor a la libertad, a la justicia, a la dignidad del ser humano, al universo, a la esencia Creadora.
Sus
legados destruyeron murallas y crearon vergeles de ideas, pensamientos,
acciones que brotaron como flores raras en un desierto árido y, sin embargo, ese
océano de arena estaba sediento de esa fuente de conocimiento y, poco a poco,
algunas gotas de arena florecieron y se expandieron con el viento hacia otros
confines de fértil suelo.
Todos
ellos vivieron unas vidas de peligros, combates y persecuciones, pero ninguno
se retractó de su verdad y aunque durante siglos estuvieron olvidados, esas
semillas de luz volvieron a crecer y a brillar trayendo nuevas fuerzas para que
el buscador de la verdad pudiera continuar el camino.
En
ese universo de millones de mundos, en una estrella en la constelación de las
Pléyades, estos tres titanes se encontraron y recordaron algunos momentos en
nuestro planeta que tanto amaron.
—Erasmus:
¿Cuánto tiempo hace que no coincidíamos?, he estado viajando por universos y
mundos diversos, ¡cuánta razón tenías, Giordano, al defender la infinitud del
universo y su movimiento eterno!
—Giordano,
en la tierra me condenaron por hereje, pero es maravilloso ver esta realidad
con nuestros propios ojos, risas…, ahora somos pura energía. Sabía que el
universo es infinito, con sus miles de formas y mundos; mi intuición, mis
reminiscencias me ayudaron a ver y a comprender la existencia de millones de
vidas diferentes, entre ellas la de la Tierra, sin embargo, mi compromiso de
lealtad fue el latido de mi corazón, aunque la ignorancia pesó más que la
verdad. Sabemos, que cuando nacemos como humanos perdemos parte de nuestra
conciencia universal y nos olvidamos de quienes somos; al vivir incompletos,
nuestro ego e ignorancia toman el relevo de esa sabiduría olvidada y nos hacen
creer que todo lo sabemos…, (sensación de tristeza por ese gran error que
domina la Tierra). El dolor y sufrimiento que algunos humanos han provocado al
imponer dogmas, creencias, errores a través de eones, ha sido cruel y devastador.
Mirando el escenario actual del mundo del siglo XXI, no ha cambiado mucho, unos
dioses han sido reemplazados por otros y siguen causando graves daños.
—Pico,
¡Me alegra veros! Yo también he estado viajando por este infinito universo que
todo es. Somos el ayer, el hoy y el mañana. Este enigma que los humanos piensan
poder descubrir con su mente solo trae más confusión y error; solo aquellos que
están dispuestos a desentrañar dicho enigma lo pueden hacer con una mente
abierta y sincera, llaves que abren la puerta al universo interior. Me
conocieron en la tierra como el príncipe de la concordia, deseaba que
comprendieran que conciliando los opuestos se origina la libertad de
pensamiento, elevando nuestros pensamientos, nos elevamos nosotros mismos, así
podemos buscar la grandeza y aportar una flor a ese infinito jardín que es el
conocimiento interior y la vida; la dignidad humana es vital para vivir. La
finalidad del Ser Humano no ha cambiado, sigue siendo lograr su evolución
interior no solo material e intelectual, sino también de la conciencia, solo
así se llega a la concordia entre los principios y los fines, al equilibrio
—sin críticas y sin juicios—, buscando la verdad en su Ser. Todos hemos sido
víctimas de la violencia e ignorancia, no solo intelectual, sino también
filosófica (amor a la verdad, a la sabiduría); el no comprender que no es
entender, trae esas terribles consecuencias. Yo defendía la concordia, la
libertad, el libre pensamiento para que cada uno fuera su propio explorador,
que sintiera su grandeza uniendo el cielo y la tierra. Ahora en este precioso
lugar etéreo te das cuenta de que cada ser humano tiene su propio camino, y al
ser dueño de su vida debe acallar la voz de la destrucción provocada por la
competición, el egoísmo, la ignorancia y centrarse para oír su voz interior, la
voz del corazón para que pueda vivir armonizado con las leyes de la naturaleza
y así evitar más conflictos. Vivir en el corazón es vivir la experiencia
interior, el que no experimenta, no sabe; hay que saber para comprender.
—E.
añadió: la educación es la base de la formación, no solo una educación
libresca, sino una formación como humanidad, viviendo en unidad, en la
concordia y en la verdad; dejar de competir constantemente para evitar la
división, el estrés y la ira que producen esa carrera sin meta. Es
importantísimo enseñar desde la más tierna infancia valores de respeto, de
libertad, de lo justo, de la verdad, enseñar que la verdad es sentirse en
armonía para que su conciencia crezca como un roble y le guie a medida que vaya
creciendo para que cuando sea adulto tome decisiones correctas, basadas en el
corazón, en el sentido común y no en la pequeña mente del ego. Como Sócrates,
hay que ser polémico y conciliador, buscar y conocer los arcanos de las
enseñanzas de todo el mundo, para que se den cuenta de que la esencia de la
verdadera enseñanza secreta es la misma, somos almas en cuerpos físicos. El ser
humano es un microcosmos dentro del macrocosmos, por eso es libre y digno
porque es el actor de su destino, así sabrá vivir la vida y no estará a la
merced de las opiniones cargadas de prejuicios.
En
ese momento de complicidad, de silencio, de amor, una nueva energía se sumó al
trío, era el alma del querido Sócrates, que al oír su nombre quería dejar una
estela de compasión y amor. Sócrates trajo consigo una luz muy intensa y
ligera, como una risa salida del corazón de cristal que hace vibrar las cuerdas
de los planetas.
—Nuestras
experiencias como humanos son como miles de gotas de agua que chocan entre
ellas para generar la lluvia que trae abundancia o destrucción. Todos llevamos
dentro la conciencia superior, el YO SOY, voz interior que nos guía, como mi
daimon y a la que debemos conocer. Es muy importante, diría vital,
conocerse a sí mismo para poder decidir y no entrar en esa opinión de los demás
que tiene algo de verdad y algo de mentira. Cuando nos conocemos como humanos,
podemos armonizarnos con las leyes de la naturaleza para aceptar que todo en la
tierra es cíclico, efímero, por lo tanto, vivir en armonía con nuestra alma,
alimentándola de pensamientos elevados, siendo éticos, como decían los egipcios
vivir según las leyes de Maat —verdad, justicia, armonía, respeto— nos
proporciona alegría y buen humor porque sabemos que nuestra misión es despertar
al alma inmortal y volver a casa.
Las
cuatro energías se unieron y una estrella gigante nació para que sus
semillas-partículas llegaran de nuevo a la Tierra como estrellas fugaces,
trayendo deseos de sabiduría: “¡Qué las leyes de la Naturaleza sean
comprendidas! ¡Qué los espíritus dormidos despierten algún día! ¡Qué los
humanos comprendan la unidad de la humanidad! ¡Qué la ignorancia presuntuosa
deje de causar servilismo! ¡Qué el ser humano pueda verse en el espejo de la
sabiduría y se reconozca! ¡Qué pueda conocerse a sí mismo para conocer su
universo!”.
(Imagen Unsplash)
viernes, 21 de julio de 2023
jueves, 13 de julio de 2023
El espejo de los tiempos
El pasado es el espejo de la época y no podemos obviarlo.
Tantas guerras por el poder, tantas vidas eliminadas, tanto dolor y
sufrimiento causados por el deseo de poder sin límites de individuos que se han
vuelto esclavos de su propio apetito y que, aunque clamen ser los salvadores
del mundo, sus corazones laten al compás de la violencia. Como decía Charles de
Gaulle, “Los hombres pueden tener amigos, no los jefes de estado”.
En el espejo de los tiempos vemos como se ha deformado la imagen de la
humanidad —la sociedad cambia y no siempre a mejor—, por eso hay que cortar las
cadenas de nuestros condicionamientos externos para ir más allá del mundo
artificial y adentrarnos en nuestra propia conciencia: “lo que se recomienda a
otro, debe aplicarse a uno mismo primero, decía Gandhi”.
A lo largo de la historia humana siempre ha habido seres que han luchado
para cambiar la forma de pensar de una sociedad dormida, sociedad a la que
todos pertenecemos. El resultado al cambio siempre ha sido doloroso y cruel.
Sin embargo, el cambio se ha realizado a través de las ideas naturales que
pertenecen a las leyes del universo y emergen en nuestro interior, los
valientes las llevan de bandera cuyos símbolos son la verdad, la justicia, la
libertad que ondean al viento para que ese movimiento eterno esparza sus
semillas por todo el planeta.
Nuestra sociedad está en decadencia porque los valores éticos han sido
enterrados, no existen en nuestra vida, solo el materialismo florece y nos
adoctrina para hacernos esclavos del deseo de poseer lo que nos crea
necesidades ilusorias y por las que pagamos un alto precio. Al no tener
valores, no sentimos empatía por la raza humana, la dividimos, la ignoramos y
nos asentamos en nuestro confort irresponsable. Esta crisis social conlleva
frustración y violencia. No podemos seguir moviéndonos por ciegas y
sordas pasiones. ¡Qué paradoja!, deseamos conquistar planetas y, sin embargo,
no sabemos vivir en el nuestro.
La imagen que nos refleja el espejo es triste, no por ser en blanco y negro,
sino por lo desolador y devastador de la imagen que refleja —hambre, sequía,
llanto, desesperación, muerte; guerras que no paran, mares que se tiñen de rojo
y guardan en sus profundidades las memorias de miles de personas que huyeron
del atroz sufrimiento para sucumbir a las olas del viento; océanos que en lugar
de seres vivos se han cubierto de plástico…— El equilibrio de la Humanidad y
del Planeta se está destruyendo, vivimos confrontados con la vida y nos aliamos
con la muerte. No podemos olvidar que cuando una avalancha está en marcha es
imparable. La Humanidad está herida en su alma.
El espejo del mundo nos invita a ver la unidad en todo, no a fragmentarla.
Ya de por sí sobrevivimos a los azares de la vida, no vale la pena seguir
confrontándonos unos a otros, imponer nuestras creencias, dogmas, formas de
vida. Es responsabilidad de todos mirar nuestro espejo para comprender y
aceptar nuestra vida, ya que nos revela nuestra imagen, nuestra alma, así como
nuestras emociones a través de nuestra fisionomía.
El viento arrastra la niebla y el espejo brilla de nuevo para mostrarnos la
memoria de las ideas eternas de paz, libertad, justicia, dignidad y respeto.
Todos tenemos derecho a equivocarnos y también a rectificar nuestros errores,
no podemos cambiar nada exterior si no cambiamos en nuestro interior; cuando
cambiemos el materialismo por los valores éticos emergerá una nueva generación
de caras sonrientes que emanen fuerza y bondad, como dijo Winston Churchill,
“la responsabilidad es el precio de la grandeza”.
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miércoles, 21 de junio de 2023
Dignidad, Libertad y Justicia guerreros de la paz
La figura de Mahatma Gandhi irrumpe para recordarnos esa lucha sin espada
que es la no violencia, AHIMSA.
Como todos sabemos, Mahatma Gandhi luchó por obtener la independencia de su
país y de los seres humanos en general a través de la dignidad, libertad y la
justicia. Su lucha fue oponerse al opresor con la desobediencia pasiva que
implicaba disciplina, cautela y atención. Luchó contra los abusos de las autoridades
con la no violencia porque como bien decía: “ojo por ojo y toda la humanidad
terminará ciega”.
Cuando estamos en el centro del equilibrio, estamos en armonía donde no hay
causa y efecto; en cambio, cuando nos separamos del centro, nos dirigimos hacia
los extremos de la dualidad donde se producen causas y efectos, lo que
denominamos karma, y como bien sabemos todo tiene consecuencias, cada uno es
responsable de sus actos y elecciones.
Ahimsa va más allá de la no violencia. Ahimsa implica el autoconocimiento
porque la violencia se genera en los pensamientos y a través de las palabras y
acciones generamos conflicto y dolor. El autoconocimiento nos ayuda a cambiar
de actitud porque comprendemos lo que hacemos al vivir conscientemente. Ahimsa,
implica, además de la no violencia, verdad, discernimiento, respeto,
dignidad, libertad y justicia, todos ellos guerreros de la paz.
Para penetrar en los misterios de Ahimsa es necesario sentir una fuerza
interior para redescubrirse y empezar a vivir en esa energía de la vida buena
que nos lleva a la solidaridad y respeto de todos, a sentir que nuestra
dignidad es la dignidad de todos contra la brutalidad. La dignidad nos conduce
a la libertad porque empieza con el respeto de uno mismo y el respeto del otro.
Libertad no es hacer lo que se quiera, tanto en la libertad como en la vida
existen límites que son los campos que pertenecen a los demás. La dignidad y
libertad nos llevan a la justicia, a una justicia igual para todos, sin
preferencias. No debe haber supremacías de abusos contra las minorías, pues la
ley natural nos dice que la dignidad, libertad y justicia son la base de una
vida buena para cada uno de nosotros, es decir, su conjunto, humanidad.
El camino de los seres humanos es dual mientras vivamos en el planeta
Tierra, sin embargo, ese camino también es el camino de la solidaridad,
generosidad, grandeza humana, donde la complejidad y diversidad florecen en
todos los rincones de la tierra, creando filosofías, culturas, tradiciones para
que las ideas de todos se mezclen y generen proyectos para un mayor bienestar y
una mayor sabiduría.
“El espíritu de la democracia no es algo mecánico, obtenible a través
de aboliciones formales. Requiere un cambio en el corazón”. “La no violencia es la fuerza más formidable
que tiene la humanidad a su disposición. Es aún más poderosa que la más potente
arma de destrucción ideada por el ingenio del hombre”. Mahatma Gandhi.
(foto de la web)