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Ahimsa es vida

viernes, 10 de mayo de 2019

Ciudadanos del mundo

A los señores que trabajan para los Organismos encargados de velar por los derechos humanos, por la paz, la libertad, la integridad, la seguridad, el desarrollo global...; a los gobernantes, dirigentes, financieros  encargados del bienestar de los ciudadanos sean del partido que sean; a los religiosos encargados de alimentar las almas de los ciudadanos con respeto y tolerancia, sean de la creencia que sean, a todos ellos les recae la responsabilidad del bienestar de los ciudadanos del mundo y deben aprender y ser buenos directores de orquesta para que sus diferentes notas creen una polifonía armoniosa y hermosa.

Los ciudadanos  del mundo somos conscientes de que vivimos unos momentos difíciles, donde la muerte se impone a la vida, donde las líneas del respeto están borradas y el poder de la fe en el ser humano ha dejado de existir. La paz cede ante la guerra, la justicia ante la injusticia, el amor ante el odio...; de ahí la responsabilidad de todos nosotros y, en particular, de los líderes para restablecer el derecho a la vida a través de la esperanza que nos brinda su llama, su fuerza, para seguir adelante y  luchar en AHIMSA ­-la no violencia- como decía Mahatma Gandhi, y encontrar vida y alegría en una mirada que admira la belleza  de las cosas simples y siente la gratitud de estar vivo.

Los ciudadanos del mundo sabemos que hay personas que se preocupan y luchan por nuestros derechos, por una vida íntegra y honesta; pero hay otros que luchan para destruirlos. Los Derechos Humanos son nuestros derechos a la paz, al trabajo, a la protección de los débiles, a la igualdad entre hombres y mujeres y a la igualdad en la piel y creencias, a la solidaridad, a la justicia, a la educación, al desarrollo...

Todos nosotros, ciudadanos del mundo, formamos el corazón del guerrero y luchamos en la paz con fuerza y determinación, con coraje y alegría porque sabemos que nuestra lucha sin violencia terminará ganando porque la lucha por el bien será siempre más poderosa que la lucha por el mal. El amor hará retroceder al odio, la paz a la guerra, la justicia a la injusticia, la libertad a la esclavitud, el bien al mal. Solo así podemos llevar una vida digna y segura sin tener que preocuparnos de balas perdidas o minas encubiertas.

Los guerreros del mundo luchan para que los campos estériles sean plantados con árboles perennes y flores de mil colores. Es hora de parar las guerras, de que los ciudadanos del mundo podamos vivir en nuestros países sin miedo a represalias, vivir tranquilos y que nuestros hijos e hijas puedan asistir al colegio para que en el futuro puedan decidir sus destinos.


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