Un
refrán sufí dice: “No vemos las cosas
tal y como son, sino tal y como somos”
Nuestra memoria
primigenia, a veces, nos hace recordar y sentir quienes somos y durante unos
segundos nos llenamos de una sensación de deleite sin igual llamada éxtasis, donde nuestra Luz es más
intensa que mil soles; son recuerdos que el alma nos muestra para infundirnos
valor y paz en esta vida y hacernos sentir que no estamos solos. Platón lo
denominaba la “Realidad última”,
Marsilio Ficino y otros lo llamaron “Patria Lux”, cuyo resplandor deja muy
desvaído a nuestro astro rey, el Sol.
La alegría es un
estado efímero en el que disfrutamos de pequeñas cosas pero la felicidad es un
estado permanente porque nos procura armonía, equilibrio, fuerza, poder,
habilidad y destreza y permite que nuestra mente disfrute de la paz y de la belleza
de un lago cristalino donde no hay ondas exteriores que puedan alterar su paz
ni su reflejo, es vivir en un jardín
eterno como las estrellas que habitan el universo.
¿Cómo podemos sentir y
ver esa deliciosa Luz?
Si Vivimos
al son de los tambores de la guerra, viviremos en medio de ella, en cambio, si
vivimos al son de los tambores de la paz y del amor, viviremos en ellos. La
vida, a veces, es un escenario donde todo existe en exceso: guerras,
sufrimiento, hambre, miseria… Estamos viviendo otra época oscura de la Historia
de la Humanidad cuya bandera es el miedo y la ignorancia, donde no se respeta
al Ser Humano y la vida de éste no vale nada. Pero, como en cada época de la
Historia de la Humanidad, existen trovadores que cantan a la esperanza, al
amor, a la alegría y hacen renacer sueños perdidos porque tienen el poder de recuperar recuerdos olvidados, enterrados
detrás del paso de una tormenta de arena. El mensaje de los trovadores es muy
importante y necesario en este preciso momento para la Humanidad ya que cantan
en armonía y con la frecuencia adecuada, dotando de vida a las ideas y a los
pensamientos de miles de seres humanos que
manifiestan su deseo de vivir en paz.
Muchas personas creen
que la “Patria de Luz” es solo para unos cuantos, pero se equivocan, la “Patria
de Luz” es el objetivo final de toda la Humanidad, nuestra “Realidad última”
como decía Platón; hay que ir más allá del esfuerzo y de la tolerancia para
favorecer la fusión de toda la Humanidad con sus diferentes culturas, etnias,
religiones, etc. Einstein dijo: “La convivencia pacífica solo se consigue si
todos nos toleramos y respetamos mutuamente”.
El Amor es la Ley
Espiritual, es la ley de la Creación, sentimiento profundo que nace en nuestro
interior y como una central eléctrica genera Luz y Felicidad. Cuanto más
avanzamos en nuestro camino hacia la “Patria de Luz”, más amor generamos y más
ego eliminamos, no podemos olvidar que la mente recupera todo el polvo que vamos
acumulando a lo largo de nuestro camino.
La Humanidad es una
gota de agua que cae en el mar y forma parte de él al instante. La vida de cada
ser humano forma una gran cadena y el amor hace que esta cadena sea de buenas
acciones, todos estamos unidos en causa – efecto. El amor es el pilar de alma
humana, el desamor es el pozo oscuro de la ignorancia. El amor conecta las
culturas con la belleza, el respeto y la dignidad, ensalza los valores humanos,
la justicia, la nobleza; el amor tiende una mano al otro y crece en un lugar
mágico llamado corazón, la casa del amor.
La casa del amor
existe en la “Patria de Luz” y solo existe con la verdad que es el don del alma. En la casa del amor no existe
el fanatismo, la ignorancia donde todos están contra todos. Estos ingredientes
no están permitidos en la casa del Amor, donde la paz, la alegría, la fuerza y
la sabiduría son las leyes que rigen el Alma. El Amor nos enciende la llama de
la Vida y de la Esperanza y su fuego es inextinguible.
“Quien se conoce a sí mismo, conoce a Dios”,
esta frase sufí contiene una gran riqueza y encierra el secreto de cómo llegar
a nuestra “Patria de Luz”. Todos pretendemos dar consejos, todos vemos mejor la
paja en el ojo ajeno que en el nuestro, en el nuestro nos molesta y aunque no
la vemos no queremos ser conscientes de que tenemos cosas que arreglar.
Hay que transcender los discursos, ser
responsables y actuar en consecuencia. Hay una regla de oro: “No hagas a los
demás lo que no quieres que te hagan a ti”. Si nos guiamos por esta Ley, la
Sociedad sería diferente, nos evitaríamos muchos sinsabores y conflictos.
C. Jung dijo: “Si
miras hacia afuera verás sueños y si miras hacia dentro realizas…” Algunos
seres humanos se pasan la vida entera durmiendo, sueñan pero son incapaces de
levantarse y empezar a caminar; otros avanzan y avanzan, viven una continua
aventura, desconocen el sendero pero si saben que lo importante es avanzar,
descubrir, aprender y comprender lo que pasa a cada instante, para ellos es
importante tener objetivos claros para ir poco a poco realizándolos. Si
decidimos ser aventureros de nuestras vidas y vivirla día a día, llegaremos a
nuestro destino.
El desamor nos hace
ser miserables y mezquinos en nuestras vidas ya que existimos fuera de nuestra
casa del amor y negros nubarrones avanzan por el horizonte de nuestras vidas. El
cielo del fanatismo y de la ignorancia
es un cielo plomizo y gris como la culpa que poco a poco se nos echa encima y
nos destruye creando un mundo de sombras y nos hace creer cosas que no existen
para mantenernos atados a ellas. Nuestro cuerpo debe ser como la copa de
Pitágoras, cuando la llenamos de desamor… ella misma se vacía.
La “Patria de Luz” nos
envía emisarios para iluminar nuestros caminos, calentar nuestros corazones y
nos hacen comprender que fuera del pozo hay luz. Hay que liberar el alma de las
ataduras y apegos de la ignorancia y del error y recordar nuestro amor por las
“alturas”, proteger el fuego de los misterios, innumerables veces reconstruidos,
para que podamos seguir viendo esa luz que ilumina el camino y que cada día con
nuestro esfuerzo vamos recorriendo.
Heráclito dijo: “La
vida es una incesante batalla y es en esos momentos tan duros cuando son los
propicios para afianzarse en los principios de la Recta Razón, del Logos o
deber Ser”.
Las almas luminosas
son como robles que vencen los tornados de las dificultades y se elevan
buscando justicia, verdad, siendo su belleza y su fuerza el triunfo del amor y
de la Naturaleza. Nuestra Historia está inspirada en los pasos de millones de
viajeros a través de los siglos de nuestra Humanidad.
El alma recuerda todo
y la sabiduría nos ayuda a no ir por el mundo a ciegas, evitando las trampas de
las arenas movedizas y de las opiniones sin sentido.
(fotos
google)
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