Los conflictos y guerras
creados por el hombre a través de la historia de la humanidad, son
innumerables, terribles e inaceptables. Muchas personas no quieren enterarse de
lo que pasa y lo ignoran, aunque es imposible en estos momentos, debido a las
redes sociales. Este trágico conflicto no puede tener como
solución las armas; para solucionar el conflicto los gobernantes, políticos,
financieros, religiosos deben comprometerse seriamente en una
negociación real y sincera. La vida humana es la que está en juego y con ella
no se puede jugar a los dados.
La tragedia de las guerras
y sus terribles consecuencias en el ser humano son horribles e inaceptables;
pasaran muchas generaciones antes de que las víctimas por racismo, violencia,
emigración… borren de su memoria este dolor y sufrimiento, están dañados de por
vida física y psicológicamente, y, en el alma llevan una herida abierta que
solo la paz y el amor pueden curar. Hay que respetar el don sagrado de la vida
de todos los seres humanos, sin excepción.
La crisis humanitaria que
en estos momentos padece el mundo es atroz, debido a la crisis migratoria de
cientos de miles de seres humanos en un estado de desesperación tan
profundo porque sienten que su vida no vale nada y prefieran morir a seguir
viviendo en el infierno. A todas esas personas que han dejado su vida en el
intento por buscar un mundo mejor no se les puede olvidar y hay que rendirles
homenaje por su fortaleza y determinación, y, a las que han llegado a un
destino tenemos la obligación de ayudarles y no encerrarlas en campos de
refugiados donde la miseria es reina absoluta.
Los gobernantes que han
provocado esas guerras, deben parar y rectificar su actitud, deben buscar una
solución urgente para pacificar sus países y, así, esas personas que sufren el
éxodo podrán volver a sus casas y dejar de huir. Todos los seres humanos
tenemos derecho a vivir en seguridad, libertad y paz.
Sin justicia
social no se puede crear una sociedad justa ni próspera, es necesario, que
todos los seres humanos tengamos las necesidades primarias cubiertas -trabajo, casa,
sanidad, educación, seguridad, libertad- para que podamos vivir,
aprender y seguir evolucionando. Hay que trabajar la tolerancia, el respeto, la
honestidad y la dignidad. Solo cuando nos sentimos dignos somos capaces de
crear belleza.
Hago un llamamiento a la
responsabilidad de los líderes para que cada uno de ellos, en su ámbito, haga
todo lo necesario para que la justicia se respete y se cumpla. La vida es un
don sagrado y nadie debe arrebatarla.
(foto de la red)
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