Durante años he ido a caminar a un bosque maravilloso
donde los colores, cantos y olores cambian según las estaciones. Bosque inmenso,
de altos árboles y vistas al infinito, donde las montañas de los Pirineos se
divisan a lo lejos.
En un pequeño y
escondido camino conocí a un roble, árbol grandioso y hermoso, anclado a la
tierra y cuyas ramas se elevaban al cielo y me daban cobijo; me sentaba en su
base y me apoyaba contra su tronco firme y sólido, dejándome arrullar por la
suave melodía del viento jugando con las hojas.
(foto google)
Una tarde, al
despedirme como todos los días, oí: “Hola, ¿cómo estás?
Me volví a ver si
había alguien más en ese lugar, pero solo estábamos el roble y yo.
“No te asustes, no
debes tener miedo, soy el árbol en el que te apoyas y reflexionas. Hace mucho
tiempo que te siento, vienes a pasear y a pensar; te sientas y sientes mi fuerza
que te da alas para elevar pensamientos en una danza de amor sin tiempo ni espacio
para alimentar tu alma y poder volver a bailar la danza de la vida en cada
instante mientras caminas.
Te gusta pasear por el
bosque, sentir su fuerza y su paz, en momentos de reflexión previos a tomar una
decisión, hablas con las fuerzas de la naturaleza, contándole tus miedos y
temores por lo desconocido pero sabiendo que lo correcto es un camino certero y
aunque lo desconozcas sabes que irás a buen puerto. Esos miedos y temores se
diluyen en el consuelo de la serenidad que nace en la profundidad del alma donde
reina el sol de la mañana.
Buscas la armonía
entre olorosas flores, colores y belleza que solo la paz del bosque te aporta y
que te ayuda a avanzar y a crecer; sientes el aire como un mensajero espiritual
que te dice que el conocimiento debe transmitirse para que cobre vida y pueda
así formar parte de otras personas. Hay que luchar por los sueños y realizarlos
para transformarlos en acciones para que no sean puras quimeras.
Hay muchas personas que
piensan o creen que los árboles, las plantas, las flores o los animales, es
decir, todo lo que no es humano, ni sienten ni padecen porque creen que no
tienen alma pero se equivocan, todos tenemos alma y es, esa alma inmortal la
que nos hace ayudar a los demás, de cualquier especie y en cualquier lugar.
Hay muchos incrédulos
que no respetan el medio donde viven matando
a la Madre Naturaleza y guiando a la Humanidad a un desastre sin igual. Son mentes torpes y
obtusas que creen que pueden vencer a la Madre Naturaleza; es de ignorantes
pensar que la Madre Naturaleza puede ser vencida por egos sin medidas. Hay que ser humildes ante la grandeza de la
obra divina, la Naturaleza.
Los seres humanos sois
efímeros con una vida en el tiempo muy corta, en cambio, la Naturaleza se
regenera continuamente, cumpliendo sus ciclos para protegeros y daros cobijo.
La Madre Naturaleza pide clemencia, respeto y dignidad para todos los seres vivos.
Hay que intentar que las personas sean cada
día mejor, vencer a la violencia ya que avanzar es ascender y ese ascenso conduce al origen, a Dios, a la
Energía Creadora, al Espíritu… Y aunque no se les ve, sí se les siente en el
corazón y en el alma.
No se puede vivir sin
aire, sin agua, sin tierra, sin árboles…
y no podéis seguir escuchando a la ignorancia ya que solo trae violencia, es
hora de crear un mundo mejor donde reine
la paz y el amor. Los seres humanos deben abrir sus corazones y elevar sus
almas para que el amor, en todas sus manifestaciones, pueda tocar las fibras
sensibles de cada uno y puedan oír la dulce y armoniosa música de las esferas.”
Hemos traspasado
numerosas puertas y por esto llevamos la huella en nuestra alma; la pregunta:
¿hacia dónde vamos? Debemos responderla con sinceridad, tal vez sepamos la
respuesta o tal vez la ignoremos, pero la pregunta debe estar viva para que
queme nuestra alma así como su respuesta debe ser viva para poder integrarla.
Con gran respeto transmito
el mensaje de un árbol, preocupado por el bienestar de la Humanidad para que
tomemos consciencia de que el planeta es nuestra casa y de que no se puede
vivir ni sobrevivir sin las fuerzas de
la Naturaleza. El cuerpo humano no puede caminar sin aire, no puede vivir sin
agua, no puede comer si no hay tierra…
en definitiva, no podemos vivir sin la Naturaleza.
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