La
Sabiduría ancestral se encuentra aquí en la vida, entre hombres y mujeres de
carne y hueso, con sus luces y sombras, viviendo experiencias y sueños y
aprendiendo lecciones de grandezas y miserias, a lo largo de caminos estrechos
y abruptos, llanos y sencillos. Paso a paso, kilómetro a kilómetro, día tras
día recorremos el camino que nosotros hemos trazado con nuestros pasos.
Los
objetivos y los sueños basados en la paz y en la libertad son necesarios para
que nuestra vida sea productiva y llena de recursos. A través de la historia algunos
de esos seres humanos han iluminado el mundo irradiando su propia luz, como Hipatia, Avicena, Hildegarda de Bingen,
Rabi’a-al-‘Adawiyya, Lahiri Mahâsaya, Gandhy, Lucretia Mott, Luther King, Denis
Diderot, Sophia Scholl… entre otros miles, cada uno aportando su saber y
experiencia para que la libertad y el conocimiento sigan brillando y barran las
sombras de la ignorancia y de la esclavitud; el ser humano no ha sido concebido
para ser esclavo de otro ser humano. La Sabiduría nos enseña que cada persona
debe aprender a pensar por sí misma, ser autónoma, construirse y vivir sus
sueños para dejar de ser dependiente y vivir bajo la sumisión, y, esa verdad
florece una y otra vez a través de los tiempos y ninguna muralla o frontera
puede detener su paso. Una vez más, la Sabiduría se hace oír: “una voz honesta
tiene más poder y es más fuerte que un griterío demente de egoísmo y
violencia”.
A
través de nuestro santuario interior, el efluvio de la paz y de la libertad se expande por el mundo. Hombres y Mujeres de a pie, de cualquier ámbito social, no solo
buscan placer y alegría sino felicidad y hacen lo imposible para que la vida
fluya como las aguas del río que se renuevan sin cesar, creando un bienestar
general, con colores y aromas en las calles; en cambio, algunos hombres y
mujeres, portavoces de ellos mismos, buscan su propio beneficio donde consiguen
mucho para pocos y poco para muchos, moviéndose en un estanque donde el agua no
se renueva, produciendo roña y malos olores.
Al
igual que existe la Sabiduría de la luz, existe la ignorancia de la sombra y en ese mundo de violencia y de esclavitud
existen personas que tienen instintos perversos y son aves carroñeras con
cabezas de seres humanos que imponen su miedo para mantener al pueblo bajo los
efectos de un narcótico y poder sacar tajada de su autoridad. Desean que el
pueblo sea perezoso porque esa pereza de una mayoría es conveniente para su
minoría. La corrupción es una bestia negra insaciable con tentáculos que se
extiende por todo el planeta devorándolo todo con discursos vacíos que son
pasatiempos de unos cuantos que adormecen, con sus palabras disfrazadas de
verdad, la razón de la gente.
Las
antorchas de Luz brillan con más fuerza en la oscuridad porque sus rayos de
color azafrán nos recuerdan que la humanidad es un arco iris de ideas,
creencias, culturas que hay que respetar y no se puede separar; de la misma
forma que no se pueden separar las leyes universales de la vida, libertad, respeto,
dignidad porque estas leyes nos permiten discernir el bien del mal para vivir
en armonía.
EL
deseo de iluminar al mundo con paz y libertad, con esperanza y dignidad es la
única fuerza de la vida que nos hace cambiar.
Desarrollar nuestro discernimiento para saber lo que es bueno o no para
nosotros y nuestro entorno y dejar de ser sumisos, esclavos, dependientes de
todo aquel que grita y nos atemoriza. Todas las decisiones tienen consecuencias,
unas buenas y otras malas dependiendo en qué bando nos posicionemos. No somos
lobos solitarios ni súper héroes, somos seres humanos con deseos, sueños y
anhelos de vida y paz.
El
ser humano ya ha llorado bastante y ha
cubierto de rojo los caminos. La Sabiduría nos trae discernimiento para acabar
con el sufrimiento, es hora de que la savia sagrada de la Sabiduría recorra las
venas de todo aquel que desee encontrar la paz y conjure la oscuridad.
La
luz de la Sabiduría prende su chispa en
la belleza de la grandeza de los corazones vivos de los seres humanos, trayendo
aromas de paz y libertad, perfumes del alma. No olvidemos su llamada: “Una voz
honesta tiene más poder y es más fuerte que un griterío demente de egoísmo y
violencia”.
(Imagen google)
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