Cuando
tomamos Conciencia de que somos únicos, irrepetibles, que tenemos una
inteligencia propia, una razón propia y una conciencia propia dejamos el mundo
virtual para penetrar nuestro propio universo, alejándonos del ruido mental y
exterior para penetrar el espacio interior de silencio y paz, nuestro verdadero
hogar.
¿Qué
es vivir en Conciencia? Sin Conciencia, nuestra vida se desarrolla entre brumas
y nieblas, impidiéndonos ver claro lo que pasa a nuestro alrededor. Si no hay
claridad, nos perdemos en la confusión, ya que no vemos qué camino coger para
llegar a nuestro objetivo, destino. La primera acción para llegar a ser
conscientes es el autoconocimiento, conocerse a uno mismo, no solo para
conocernos y conocer el universo, sus leyes y sus dioses. Conocerse a sí mismo
va más allá de saber quiénes somos como personas; es saber que
poseemos una “Inteligencia superior y una Conciencia interior” y este
conocimiento disipa la bruma y la niebla para llegar a un claro donde el sol
brilla y convergen conocimientos diversos, donde el tiempo y el espacio no
existen, pues estamos en otra dimensión de nuestro universo, comprendiendo al
instante el sinsentido de perder el tiempo.
Cuando
nuestra vida se desarrolla con Conciencia, empezamos a comprender la Vida en un
sentido más profundo. Nuestro Yo experimenta y realiza vivencias que nos
marcarán la vida. Cada día tomamos decisiones, reflexionamos y actuamos, si
estamos de acuerdo con nuestra Conciencia profunda, actuaremos de acuerdo a
ella y no a las circunstancias exteriores —lo justo, justo es; lo injusto,
injusto es—. Esto nos proporciona claridad y determinación, porque nuestra
voluntad se hace más y más fuerte, no hay tormentas que la muevan. Por el
contrario, si no somos conscientes de nuestras reflexiones y acciones,
actuaremos como robots viviendo una vida pasiva.
Con
la Conciencia, nuestra capacidad de pensar cambia al elevar nuestros
pensamientos, pues tomamos distancia de las situaciones exteriores con respecto
a nosotros mismos, a lo que sentimos y con la relación con los demás. Este lazo
de elevación nos ayuda a observar nuestras acciones y reacciones para
comprenderlas y analizarlas bajo una perspectiva superior. Nos preguntamos por
qué hacemos esto, por qué sentimos esto, etc., y vamos obteniendo respuestas
sinceras que se irán afinando con la vida. Es un proceso de transformación y no
podemos saltarnos ningún paso.
Hay
dos elementos imprescindibles para ser conscientes: el silencio y la soledad.
El silencio es necesario para poder oír nuestra voz interior que nos guía a
través de la intuición, de la empatía, de mensajes de ayuda y colaboración. La
soledad es necesaria para apreciarnos, para llegar a conectar con nosotros
mismos, para sentir esa brisa ligera y amante que nos rodea. En esas
circunstancias de silencio y soledad, establecemos un diálogo con nosotros
mismos, empezamos a conocernos, a no juzgar, a no implicarnos en situaciones
conflictivas que no son nuestras, aunque nuestra amiga, la culpabilidad nos
haga sentir lo contrario.
Vivir
en Conciencia nos permite desarrollar una inteligencia más sutil para
comprender conocimientos más complejos (diferentes lazos que se entrelazan), lo
que nos permite activar el discernimiento al estimular nuestra memoria,
traspasar esa capa de olvido en la que todos estamos envueltos en nuestra
encarnación. Es imprescindible recordar, para reconectar.
Estos
conocimientos complejos y sutiles nos llevan a la esencia de la Vida, a la
Unidad, comprendiendo que todo es multiplicidad. Esta comprensión nos
transforma en un ser Humano cuya Conciencia se expande más allá de nosotros
mismos.
Vivir
en Conciencia es saber que todo tiene su lugar y esto nos hace libres para
reflexionar y elegir nuestras acciones, sentir nuestras emociones e ir
transformando la dificultad en bienestar, dejar nuestra sordera mental para
penetrar en nuestra mente universal.
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