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Ahimsa es vida

sábado, 4 de febrero de 2017

ME HAN ROBADO MI NOMBRE


Oigo un estruendo seguido de una detonación, siento temblar la tierra bajo mis pies. Todo se derrumba. Siento un miedo atroz. Caigo en medio de este caos, no sé dónde estoy… he perdido la noción del tiempo y del espacio.

Al recuperar mi consciencia compruebo que todos mis amigos y toda mi familia se han ido, solo quedo yo en medio de ésta devastación. Me han arrebatado todo, solo queda mi sombra y está tan perdida que no sabe a dónde ir. Ya no tengo país ni casa, no tengo familia ni amigos, estoy solo y no pertenezco a ningún lugar, me han robado hasta mi nombre, no logro entender el porqué de tanta violencia y crueldad…

He perdido mi nombre, me lo han robado esas personas que son los artífices de estas guerras, que lanzan  misiles sin ton ni son, provocando derrumbes que entierran a cientos de personas inocentes, cuyo único delito es haber nacido en esos países donde los arquitectos de las guerras han decidido devastar en lugar de crear; donde guerrillas masacran a inocentes sin motivo ni razón, donde cientos de niños quedan huérfanos o heridos en lo más profundo de sus tiernas almas.

Me han robado mi nombre y tengo una herida profunda en mi alma tierna, solo tengo un recuerdo: “una aldea donde compartíamos lo que teníamos, reíamos, bailábamos, amábamos, no teníamos mucho pero tampoco lo necesitábamos”, ahora solo es un recuerdo o, tal vez, una ilusión.



Me han robado mi nombre cuando me violaron, cuando nos hicieron desaparecer, cuando entraron y masacraron a mi familia…

Me han robado mi nombre… todos conocemos los horrores que sufren cientos de miles de personas, las ayudas son pocas o no llegan y los que pueden solucionar las terribles situaciones no hacen nada. Los líderes de los países se dedican a hacer reuniones aquí y allá, buscando algún compromiso -real o ficticio-,  pero por el momento, la única realidad es que “miles de personas están a la deriva, muriéndose de hambre y frío, sin casa ni país, personas anónimas que nadie recordará porque les han robado sus nombres”.

Los Líderes dicen que tal vez… la próxima vez… pero yo ya no les creo. Nuestros Derechos Humanos nos han sido arrebatados de un plumazo.

No se puede seguir permitiendo que unos cuantos monopolicen a millones de personas llevándolas al límite de la pobreza, de la miseria, dejándolas desamparadas, cansadas, sin saber a dónde ir, que viven sobreviviendo en el día a día. Esas personas sin nombres no comprenden lo que les está pasando, solo saben que para sobrevivir deben abandonar su país. Es inhumano que las personas vivan sin saber hacia dónde se pueden dirigir; dando tumbos y tocando puertas cerradas que nadie desea abrir.

Los Derechos Humanos se establecieron para que todos los seres humanos del planeta, sin distinción de raza, credo o color, tengamos los mismos derechos, con responsabilidades y obligaciones. Por lo tanto, se espera y se exige de los Gobernantes y Responsables que respeten la condición del ser humano. 

Ahora vivimos en un mundo global y con las redes sociales, millones de personas están al corriente de lo que pasa en el mundo al instante, pudiendo opinar sobre todas las cosas, y la gran mayoría de los seres humanos se unen para hacer fuerza con el fin de que la violencia cese y deje de generar tanta crueldad, tantas muertes y que la paz gane y se eleve en un himno de libertad y respeto para que todos tengamos nuestro nombre y nuestra dignidad. La vida de cada ser humano es un eslabón de esa gran cadena llamada Humanidad, cadena viva que palpita, cadena en reacción por lo que todo tiene consecuencias sobre todo y todos.

La Unión de esos millones de seres humanos que luchan por la paz, luchan también por devolverte tu nombre, tu lugar, tu estima, tu confianza, tu dignidad, tus derechos humanos, tu libertad y tu respeto para que  dejes de ser tu sombra que camina entre las ruinas sin saber hacia dónde ir y vuelvas a recordar quién eres y de dónde vienes. 

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