Vivimos momentos de desconcierto, de inseguridad, de gran vulnerabilidad debido a las consecuencias devastadoras que dejan tras de sí, tifones imprevisibles que cabalgan en todas las direcciones, arrasando todo a su paso. Miles de hombres, mujeres y niños se despiertan bajo violentas ráfagas de armas, bajo feroces discursos de mentiras y de opresión, sin saber qué hacer ni a dónde ir.
Muchos gobernantes esconden bajo su grito de justicia y de libertad, sus ansias de poder para someter al pueblo, arrebatando a los ciudadanos sus derechos y privilegios. Son bestias negras que vician el aire con la injusticia y la opresión, y, ese aire viciado cabalga como un tifón sin dirección, creando un escenario violento, cuyo fanatismo tiene consecuencias muy graves para todos. No sabemos cómo pueden reaccionar las personas que viven en el pánico. Esto debería tenerse en cuenta.
La Humanidad entera -la excepción hace la regla- desea vivir en serenidad, tener un trabajo que les permita vivir dignamente y disfrutar del día a día junto a sus familias y amigos. Urge detener la desmesura de violencia y de sangre y para ello es necesario un cambio de actitud para crear un mundo nuevo y mejor construido sobre los cimientos de la paz, la justicia y el respeto, enterrando para siempre la venganza y la violencia.
La paz es responsabilidad de todos, solo en la paz el espíritu del conflicto será derrotado.
(de la red)