Libro

Libro
Ahimsa es vida

domingo, 10 de noviembre de 2019

Luz en la sombra


Como en un eclipse solar la oscuridad se coloca, temporalmente, frente a la luz.

Vivimos una época donde mujeres  y hombres ávidos de poder y egoísmo crean sistemas de valores dominadores y estrechos beneficiosos para unos cuantos en detrimento de muchos; entierran los valores del ser humano para crear escenarios de hambre, injusticia y muerte.

Vivimos bajo la sombra de un eclipse de violencia, cuyas manos nos paralizan e incluso ahogan. Pero los rayos de esperanza brillan con fuerza e infunden valor a muchos seres humanos justos y honestos que luchan por una sociedad mejor y por un planeta vivo y sano.  Una sociedad justa no puede existir sin líderes -mujeres y hombres-  justos y honestos que miren por el bienestar de los ciudadanos. No podemos  ser íntegros y honrados y crear guerras  tolerando el sufrimiento de miles de seres humanos y llevando a la muerte a personas que su único delito es vivir. No podemos volvernos ciegos ni sordos ante la miseria y el sufrimiento que ocasiona la sombra que flota sobre el planeta, creando un mundo de tinieblas y caos. Hay países que se creen  poderosos porque sus líderes amenazan con sus armas cada vez más poderosas y sofisticadas infundiendo miedo y terror para ser respetados, técnicas usadas por tiranos y dictadores.

La falta de trabajo, de educación, de alimentos, de viviendas crea grandes divisiones y problemas de convivencia a lo largo del planeta, la división genera conflicto y desorden y esto provoca guerras llevando a la muerte a miles de personas. Vivir en el desorden es vivir en nuestras contradicciones internas que nos tiranizan cotidianamente. Vivimos en un mundo enloquecido y si no buscamos soluciones pacíficas urgentes vamos a terminar aniquilándonos los unos a los otros. No se puede jugar a ser dioses destructores ya que las consecuencias son terribles para la humanidad entera, incluidos ellos mismos. Hay que liberar la violencia que llevamos dentro para poder comprender que lo único que necesitamos para vivir es paz.

Los seres humanos no somos simples entidades biológicas, somos personas con derechos y obligaciones a las que hay que respetar, da igual en qué país nacemos o vivimos, en qué creemos y de qué color es nuestra piel. Es hora de buscar un consenso entre todos los habitantes de la tierra a través de sus representantes.

Despierta y renace un recuerdo antiguo para restablecer la sabiduría ancestral, un recuerdo donde la paz era buscada por todos, gobernantes y ciudadanos, pues sabían que era la única opción para progresar y vivir. La humanidad entera lleva cicatrices de tantas huellas de dolor y penas.

El grito de la desesperanza une a los seres humanos en un grito de esperanza haciendo brillar con su fuerza rayos de luz que desvanecen a las sombras.

                                 (foto privada)

sábado, 2 de noviembre de 2019

El poder del amor


El poder del Amor es un poder animado por la paz y la alegría, y, no tiene miedo.

La paz y el amor son ingredientes vitales donde la violencia y mentira no tienen cabida. Muchas veces confundimos amor con posesión, pasión, celos…, y, esto nos lleva al sufrimiento. El poder del Amor va unido al respeto para aceptar la diferencia en los demás; las personas débiles tienen miedo de esa diferencia. El amor es libre, no tiene fronteras, no tiene lazos y menos aún cadenas, por eso, el amor nos permite ser y existir. El amor procura alas para que las personas puedan volar e ir en busca de sí mismos y de sus propios destinos, el que cada uno elija.

Para descubrir el poder del amor tenemos que romper nuestros viejos sistemas de valores estrechos y dominadores, para ello tenemos que ser conscientes de nuestras vidas y propias acciones. El poder del amor es humilde, afable, sincero y está guiado por la mano de la paz y felicidad. Vivimos en un lugar sagrado llamado Madre Tierra, donde los pájaros cantan sin ser racistas, el sol irradia sus rayos a todas las culturas y creencias; el agua baña a todos los continentes, el aire no conoce fronteras y la tierra acoge a todos los seres vivos del planeta. La Naturaleza canta a la libertad y al amor en cada instante de la vida, nosotros, en cambio, cantamos al desamor y a la violencia porque estamos dominados por valores marchitos y caducos donde el amor no es la primera opción, lo que prima es poseer y no ser.

El poder del amor exige compromiso con nosotros mismos, lo que significa asumir las consecuencias de nuestros actos hacia nosotros y hacia los demás. No es cuestión de grandes palabras ni de grandes hazañas, sino llevar la acción serena a nuestra vida cotidiana sin permitir la violencia en ningún momento. Si sentimos Amor en nuestro interior estamos preparados para compartirlo con los demás, si no lo sentimos no podremos compartir nada pues nada tenemos.

Hay que conferir valor y autenticidad a nuestras necesidades  ocultas y aceptarlas para poder seguir avanzando serenos por nuestro camino, cambiando una vida de sufrimiento por una acción de esperanza. Todos tenemos que recomponernos de muchos varapalos recibidos a lo largo del camino; nos sentimos cansados e incluso sin ánimos pero la vida continua incansablemente su trayectoria y no podemos pararnos,  cuando nos paramos la vida sigue su curso y no podemos alcanzarla.

Los compromisos necesitan fuerza, voluntad y disciplina para que cuando vengan las tormentas de arena, que vendrán, nos podamos cobijar en nuestra fuerza interior. Muchas veces estamos confusos ante personas que emanan odio y resentimiento por sus poros, cuya mirada nos hiela el alma, porque nos hacen perder el equilibrio al sentimos derrotados de antemano.  El poder del amor nos procura  el antídoto contra la violencia. La violencia es la desesperanza muda de los débiles que actúan como marionetas de sus propios egos, aves rapaces del desierto que salen de noche para cazar  porque temen la luz del sol al haber perdido el valor de ser humanos.

Hay que aprender a jugar con el viento como lo hacen las espigas -se balancean para no romperse-. El poder del amor nos anima a aventurarnos en solitario para que su poder inunde mares, montañas, caminos por donde los seres humanos deben avanzar para llegar a su destino, sea de ermitaño o de un aventurero intrépido.

El poder del amor surge cuando escuchamos nuestra consciencia  y nos hace sentir bien porque actuamos movidos por un bien mayor, sanando viejas heridas y enfocando hacia la belleza nuestra nueva actitud en la vida.
  

  (foto privada)