La libertad sin paz es como
un brazo sin mano.
Uno de los grandes deseos de gran parte de la Humanidad es combatir la ignorancia con la educación en todas partes –no solo en el colegio sino en casa, en el trabajo-, para poder elegir y no seguir al rey de la manada si no estamos de acuerdo, poder vivir nuestra vida sin sometimiento, miedo o prejuicios que generan violencia, injusticia e intolerancia. La libertad nos da la oportunidad de reflexionar, decidir y elegir lo que queremos ser y deseamos hacer, siempre con respeto y responsabilidad, sólo así, en la libertad y en la paz podremos florecer como un loto blanco en todo su esplendor.
Lo más complejo de la Vida
no es vivir. Lo más complejo de la Vida somos los seres humanos porque todos somos
singulares y diferentes, pero en el fondo todos queremos ser iguales. Nos
molesta e incluso nos hiere las diferencias de los demás, raza, creencia,
cultura. Estas diferencias que queremos igualar o imponer, en ciertos casos, producen
confusión, intolerancia y violencia. Cuando estamos delante de una situación
que nos produce dolor, resentimiento, tristeza o culpa recriminamos a la vida buscando culpables
ajenos a nosotros, mientras nosotros nos ponemos la máscara de víctima. Queremos
saber pero no queremos experimentar la responsabilidad de nuestros actos y
palabras. Nos olvidamos que para aprender necesitamos cometer muchos errores,
cayéndonos y levantándonos miles de
veces, sabio aprendizaje el de la vida. Toda raíz nace en la oscuridad de la
tierra para que una hermosa flor emerja.
La memoria de la carne
aúlla con tal dolor que da escalofríos oírlo pero seguimos en la misma postura.
No nos gusta el cambio, pues produce incertidumbre
y hace tambalear nuestro confort, creemos que lo
conocido es mejor que lo desconocido, equivocándonos muchas veces en esta
afirmación, prefiriendo morir un poco cada día en el sofá del conformismo que
buscar nuevos horizontes y experimentar la vida. Es verdad que la incertidumbre
precede siempre a los grandes cambios; la Vida es un continuo cambio y
renovación, la vida es una aventura donde nos adentramos
en el mar rumbo hacia ese amanecer de colores sin saber lo que hay detrás del
horizonte. El hombre es un navegante de mares tempestuosos donde se pierde a
menudo y se condena a vivir entre la niebla y, pocos, salen airosos de la
batalla de la conciencia que nos regala el cambio que es la llama de la vida y nos
ayuda a descubrir nuevas posibilidades bajo nuevas perspectivas, siempre y
cuando nuestras acciones sean realizadas por amor y no por ser el vencedor de
esa lucha de poder porque al final esa lucha se vuelve contra nosotros y, tarde
o temprano, perderemos.
La libertad es el aire que se mueve y se filtra
a través de la piedra y de la piel, no tiene límites, no tiene barreras, se
cuela por la menor rendija para traer siempre aire renovado, al igual que la
sabiduría y la vida, la libertad es infinita. La libertad se alimenta del bien,
va unida a la grandeza humana, a los valores que permiten vivir al ser humano
con dignidad y respeto. La libertad es no hacer lo que queramos sino hacer lo
que debemos hacer correctamente, con responsabilidad y sabiduría. La libertad
nos ayuda a crear paz para que todos podamos vivir libremente, pero para ello
no basta con desearla hay que ponernos en marcha. La paz necesita guerreros que
luchen por el bien común, por los derechos humanos, la justicia y la libertad.
Sin estos pilares no puede haber vida, solo habrá enfrentamiento, sufrimiento,
resentimiento, venganza y guerra, donde se entierra el honor y la bondad de los hombres y mujeres.
La libertad significa que somos
el rey o la reina de nuestra vida porque tenemos la potestad de luchar por lo
que creemos, donde hay cabida para todos, atreviéndonos a ser diferentes; donde
no se confunde sumisión con lealtad porque no hace falta ser conquistador para
ser respetado. La libertad es un derecho
que todos los seres humanos tenemos y debemos usarlo para crear un mundo mejor
y vivir una vida plena en armonía y justicia. La libertad ennoblece las almas
porque procura respeto y dignidad.
La libertad se saborea y
se disfruta plenamente cuando nos conocemos a nosotros mismos así lo gritaron
los sabios, flores de luz del infinito universo, desde el principio de los
tiempos.
(foto libro La Naturaleza Sagrada del Ser Humano de Ángeles Carretero)