Como decía Pierre Curie, “hay que hacer de la vida un sueño y hacer de un sueño la realidad”.
Todos
sabemos que la paz no es buena para la economía, los gobiernos prefieren la
guerra para que las arcas estén llenas, estos dirigentes han dejado de pensar
en los ciudadanos a los que habían jurado proteger. Una vez que se sientan en
el sillón dorado, todos los valores éticos y morales que habían defendido en su
discurso los ignoran y los guardan bajo una bóveda impenetrable en el fondo de
su conciencia.
Por
suerte no todos los dirigentes son déspotas totalitarios, existen personas que
como Mahatma Gandhi defienden su lema: "la paz es el camino" porque
son conscientes de que, para vivir en libertad, para prosperar como seres
humanos, para desarrollar la creatividad que nos proporciona un mayor bienestar
para todos es necesaria la paz. Mientras hay paz, hay trabajo, hay intercambio,
hay solidaridad, hay progreso en todas sus dimensiones.
La
paz no es ausencia de conflicto, la paz es revolucionaria como lo es la
conciencia, pues nos hace ver que la destrucción de la naturaleza, de los
países, de los seres humanos por el mero hecho de desear conquistar fronteras y
pensar que tienen poder sobre la vida al creer que tienen una misión divina es
abominable, inhumano e intolerable.
Craso
error de pensamiento de esos seres humanos que han perdido su humanidad. La
historia está llena de ejemplos de personajes crueles como ellos. Nosotros en el siglo XXI nos jactamos de
desarrollo tecnológico, de democracia, respeto y dignidad, pero estamos
quitando la vida sin razón ni sentido a otros seres humanos que lo único que
deseaban era vivir en libertad dentro de sus fronteras.
¿Qué
derecho tienen algunos gobernantes sobre otros pueblos? Absolutamente ninguno.
Las
palabras son poderosas y caóticas cuando están cargadas de mentiras y
traiciones que manipulan a los más débiles y a los sedientos de poder los
alimenta. Sabemos que una vez lanzadas
no tienen marcha atrás y como flechas atraviesan el corazón del que las escucha
para desgarrarlo y que deje de latir. Cuando luchamos por ideales erróneos
obtenemos acciones caóticas con consecuencias terribles. Es hora de que los
dirigentes miren dentro de sus fronteras y arreglen su país, dando a los
ciudadanos un mayor bienestar, progreso y paz, dejando a los demás vivir en sus
propias fronteras con libertad y derecho a la vida.
Como
decía Pierre Curie, “hay que hacer de la vida un sueño y hacer de un sueño la
realidad”. Todos los seres humanos debemos aprender a convivir, a respetar, a
generar bienestar para que el conjunto de la humanidad pueda disfrutar de su
sueño “vivir en paz”.
Las
grandes almas de imperios de Luz no conquistan con balas o misiles, prefieran
la libertad de cada ser humano, prefieren avanzar, crear, vivir en armonía y
unidad, porque saben que el valor del ser humano radica en su espíritu, no en la
fuerza para esclavizar a otros seres humanos mediante el terror.
El
imperio de los espíritus de Luz nos enseña que el inframundo de los Pirus es
mitología, sin embargo, mitología o no, hay que acabar con la guerra, pues es
mejor vivir en la paz que en el terror.
(Foto privada)
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