La Naturaleza está formada
por células de materia que corresponden a la vida terrestre, al igual que los
seres vivos que la habitan, incluidos los seres humanos. Sin embargo, toda
fuente de Vida proviene de la energía vital del Alma; sin esa energía vital,
nada existiría. La Naturaleza es, pues, un ser vivo que interacciona con todos
sus habitantes.
Oigo y siento, en lo más
profundo de mi ser, el lenguaje universal de la Naturaleza. Mi consejero y
amigo, el “Roble”, mi árbol sagrado, que tanto me ayudó y me sigue ayudando, me
enseñó que la Naturaleza es alegría, que debía abrir mi corazón para poder oír
sus palabras y melodías y ver y sentir la esencia de la belleza en sus colores
y fragancias. Desde mi encuentro con él, hace varias décadas, mi vida cambió
profundamente y el amor por la Naturaleza y la Vida creció abriéndome a nuevos
horizontes. Me gustaría compartir parte de esas enseñanzas y vivencias para que
seamos conscientes del lugar en que vivimos y de los compañeros que tenemos.
Como sabemos, el ser humano
es el intermediario entre el cielo y la tierra, así como los árboles, gigantes
verticales, que absorben la energía solar y la transmiten al mundo subterráneo
para su alquimia y hacer brotar las semillas. El mundo subterráneo es un lugar
mágico donde miles de animales fertilizan a la tierra y las raíces de todos los
vegetales se comunican, se ayudan y guardan su memoria para renacer
continuamente según sus ciclos naturales.
En la antigüedad, el humano y
la naturaleza formaban la Unidad. Nuestros ancestros tenían un gran
conocimiento de las leyes universales y vivían conforme a ellas. Hoy en día, el ser humano se ha distanciado
de la naturaleza, de sus leyes naturales y la ve como algo separado, por este
motivo no vemos la excelencia de otros pueblos, y esa diferencia nos produce
confusión al vivir en las apariencias de la vida social, cuando en realidad esa
Unidad es un tesoro que palpita en nuestro interior.
Los bosques han estado en la
tierra desde hace millones de años y los seres humanos que la habitaban vivían
en armonía con ellos y sus habitantes. Nuestros ancestros sabían que la
Naturaleza es una inteligencia colectiva, que todo está unido porque todo procede
de la misma energía, aunque todo lo manifestado sea diverso y múltiple. Para
comprender esta enseñanza tenemos que unir y no dividir. No podemos seguir
destruyendo nuestro medio de vida porque destruimos nuestras vidas.
Estos bosques primigenios
enseñaron a los humanos sus secretos, se establecieron lazos de cooperación,
amistad, respeto, conocían la magia de sus espíritus y guías, ya que
interactuaban para establecer la armonía. Conocían el lenguaje universal de la
Tierra, la existencia de los mundos invisibles y visibles; subterráneos y manifestados;
por ello conocían los ciclos de la naturaleza, ese movimiento vivo que es
renacer continuamente. Los autóctonos de todos los países del mundo saben que
el bosque sagrado de la Naturaleza es fuente de Vida, medicina sagrada para
todo aquel que lo necesite y lugar de descanso de todos sus habitantes.
En nuestro mundo actual
observamos la vida desde una pequeña perspectiva, investigamos en nuestros
cuerpos biológicos desde la muerte, no tenemos en cuenta la fuerza vital de la
Vida. Nos hemos alejado tanto de las leyes naturales de la Naturaleza que hemos
olvidado que somos parte integrante de la Energía Universal creadora porque
somos seres de luz y humanos, espíritu y materia.
Gaia es un lugar sagrado y
contiene la energía vital necesaria para crear vida. Solo hay que abrir el
corazón para sentir esta energía universal. Estos bosques sagrados se
encuentran por todo el planeta y no pertenecen a ningún pueblo o raza porque
son nuestra herencia sagrada. Cada país, cada cultura aporta su sabiduría, de
ahí la importancia de respetar a todo y a todos.
El lenguaje universal de la
concordia forma parte de nosotros y de nuestros ancestros, de los bosques, de
Gaia y del cosmos. Todo en el cosmos interactúa con la Naturaleza, ya que es
tierra ancestral y su energía proviene del Alma creadora.
La Vida de Gaia, nuestro
querido planeta, habla con silencios musicales para que nuestra vida sea alegre
y nos unamos a ese árbol vertical que solo espera un abrazo para ayudarnos a
comprender y a elevarnos.
(Dibujo Lorena Ursell. Libro "Biografía de mi Alma")
No hay comentarios:
Publicar un comentario