Ángeles Carretero Casar
@ahimsaesvida
sábado, 13 de diciembre de 2025
El misterio del eterno retorno
El movimiento
del eterno retorno,
se crea con la vibración
de la energía de Vida.
La Esencia
teje el vestido de lo Vivo
mediante la geometría universal,
enigma de vibración,
energía de elección.
La belleza todo envuelve,
al ser huella del Creador,
se viste de ropajes
de sabiduría y conocimiento
para el observador.
Raíces que se alimentan
en la ciénaga
para crear vida
y dar la bienvenida
al alma que la experimenta.
El resplandor del crepúsculo
nos invita al silencio,
el pasado primigenio
alumbrará el cielo.
El río se entrega
al océano soñador.
Una gota diamantina,
encuentra
el camino de los rayos del sol.
Mi primer hogar en la tierra
es mi cuerpo
que cambia con cada vida,
en cambio,
mi ser es eterna creación.
y al corazón de las
aguas azules
por traerme memorias
de vividas
experiencias,
para no olvidar
que la luz nos revela
la magnificencia
de la vida y de nuestra efímera existencia.
Palabras que abrieron
una hendidura en el tiempo.
El misterio apareció
y mi corazón lo recibió
porque lo Vivo lo envolvió.
del eterno retorno,
envuelve la vida del
observador
porque es energía y
vibración
Esencia del Creador.
jueves, 4 de diciembre de 2025
La sinfonía cósmica
Nos preguntamos: ¿qué es lo real?, ¿es lo que existe objetivamente —lo que vemos, tocamos, sentimos—, o bien es lo que existe en esa otra dimensión que resuena en nuestro interior profundo y nos hace preguntarnos y buscar respuestas a quiénes somos y por qué estamos aquí?
La
unión de ambas realidades debe entrelazarse para que nuestra vida terrestre
tenga un sentido y pueda desarrollarse plenamente, creando, creciendo,
vibrando. Somos materia condensada y al mismo tiempo vacío. Todo lo que nos
pasa en la vida lo guardamos en nuestro interior: sensaciones, sentimientos,
recuerdos, experiencias, porque todo está registrado en nuestras memorias.
La
luz-energía crea todo el tejido de lo Vivo, tanto en el universo como en
nuestro planeta Gaia. Todo está en continuo cambio para que la vida surja y
vibre. Así pues, hay dos direcciones en nuestra existencia, la vida externa y
la vida interna, ambas necesarias para que nuestra existencia sea completa. No
podemos erradicar a ninguna.
Todo
en el universo, incluyendo nuestro mundo, está unido por cuerdas que se rigen
por la regla de la Armonía.
¿Qué
es la Armonía? La Armonía es la energía que se crea en el espacio vacío entre
la luz, la sabiduría, la verdad, el amor y la paz, que forman un pentágono
áurico, y nos une a la energía de la Belleza universal. Ser conscientes de este
misterio ha sido y sigue siendo el gran enigma de la humanidad.
Cuando
vivimos en armonía entre nuestra vida externa e interna, es cuando surge el
compromiso con nosotros mismos y con los demás, haciéndonos ser mejores
personas al estar tejido ese acto con filamentos dorados de altruismo y
amabilidad. Ese flujo de energía amante
nos hace tomar conciencia de todo lo que nos rodea y ser responsables de
nuestros actos, que son los que crean nuestra realidad externa; de ahí la
importancia de conocernos para saber el origen de nuestros pensamientos y la
motivación de nuestros actos. No hay nadie que nos castigue o recompense; todo
depende de nosotros, es decir, somos responsables de nuestra vida. Si vivimos en conflictos de egos, generaremos
violencia; si vivimos en armonía, generaremos alegría. Si somos capaces de ver
la magia de la Vida, caeremos de rodillas ante la Belleza que nos invita a
despertar nuestros sentidos.
Las
huellas de nuestros pasos hacia nuestro destino generan una vibración que
resuena en el universo, creando la sinfonía cósmica que oímos en el silencio
interior cuando nos conectamos al pentágono áurico de la luz, de la sabiduría,
de la verdad, de la paz y del amor al observar la Belleza de la Armonía de este
gran enigma de la Vida.
Para
volar al lugar de origen, sede de la Armonía, hay que navegar antes por el
océano de la vida para atravesar las nieblas del olvido.
(Dibujo, libro
“Biografía de mi Alma”)
lunes, 13 de octubre de 2025
El canto de una caracola
Desde lo más profundo del océano
se oyó el canto de una caracola,
notas de alegría jugaron con la brisa
creando olas
que acarician los pies
del que camina por la orilla.
¡Quiero Luz!,
gritó mi alma abatida
al transitar
por la densa niebla de la vida,
sin ver hacia dónde se dirigía.
Tristeza errante sentía,
sin embargo,
oyó, ¡sigue adelante!
El abrazo de unas alas
la llevaron por muchos caminos
de destinos inciertos,
tomó conciencia
del devenir de su existencia.
bailaron
dejando caer sus hojas blancas
como reverencia
a los ancestros que la acompañaban.
El tiempo se ha parado,
el silencio la invitó
a revivir sus recuerdos,
entre ellos,
cuando caminaba por la orilla
mojando sus pies
en la espuma de las olas,
oyendo el alegre y profundo
canto de una caracola.
El tic-tac volverá a sonar
en el momento
donde el alma vea
posibilidades y destinos
y vuelva a recordar
que la Luz siempre está,
que nunca se apaga mientras caminamos
por la densa niebla de la
existencia.
*****
nos ofrecen preciosas baladas
desde el profundo océano de las aguas,
a través del canto de una caracola
para que los caminantes de la vida
recuerden su canción y bailen en la
orilla.
sábado, 11 de octubre de 2025
Yo y mi relación con "lo otro"
Frente al mar,
aprendí a saborear el tiempo.
Frente al fuego,
aprendí a saborear la vida.
Frente a la lluvia,
aprendí a saborear el sonido.
Frente al aire,
aprendí a saborear la tormenta.
Frente al universo,
aprendí a saborear mis experiencias.
viernes, 12 de septiembre de 2025
El bosque natural y la relación entre lo vivo
Los árboles son canales solares que nos traen la energía cósmica para
transmutarla en energía terrestre. Esta alquimia genera la biodiversidad
necesaria para la vida. El microuniverso de los bosques naturales es vital para
la vida en el planeta. Todo lo vivo está conectado, está en movimiento para
adaptarse a nuevas situaciones.
El bosque natural se hace a sí mismo, sin la intervención de la mano
del humano; su inteligencia sabe perfectamente lo que necesita y, junto con los
animales, vegetales y minerales, genera lo necesario para que todo a su ritmo
siga su ciclo. La biodiversidad es vital para todos los habitantes de la
Tierra. Destruir un bosque natural o un bosque cualquiera es destruirnos a
nosotros mismos.
Hay fuerzas increíbles en la naturaleza que desconocemos, pues a los
misterios universales se accede a través del amor, a través de la sabiduría y
de la búsqueda de la verdad, lo que nos lleva al autoconocimiento en su gran
dimensión. No se puede abrir la puerta de los misterios desde el egoísmo, no
hay trampas ni dinero que puedan abrirla. Para sentir la vibración del amor, es
fundamental la coherencia y la generosidad. El árbol sigue una ley espiritual
básica: dar y recibir.
Es maravilloso observar el poder de la naturaleza. Los lagos, los
ríos, los océanos, los bosques, todo está entrelazado y debemos respetar esta
ley universal de dar y recibir por amor. Los árboles guardan la memoria del
pasado, solo hace falta abrirse a esa vibración para escucharlos. El silencio,
la pausa, el ritmo son necesarios. Recordemos que el ser humano también está
hecho con los mismos elementos de la Madre Tierra y del cosmos, aunque lo haya
olvidado.
Los árboles son seres verticales y su sentido de la amistad, de la
familia es grandioso; en el reino de los árboles no hay competición, ni
codicia, el amor es lo que genera su belleza y generosidad. Todos los
habitantes de los bosques viven en relación unos con otros. Los árboles y los
animales perciben el peligro y alertan a sus congéneres.
Los árboles viven a un ritmo lento porque guardan las memorias del
tiempo. Salgamos de nuestra niebla y revitalicemos nuestras capacidades
mentales y psíquicas para comprender y aceptar que todos formamos parte de este
maravilloso planeta y no podemos permitir que sea destruido por la mano del
humano sin escrúpulos.
No olvidemos que los bosques naturales se crean solos, con animales,
árboles, plantas, hongos, microorganismos que crecen según su necesidad y
criterio.
*****
Árboles cósmicos, árboles mitológicos, árboles patriarcas, árboles
sagrados, árboles sanadores, cada uno vital para que la armonía vibre y se
expanda a través del aire y sane al que sabe escuchar.
Árboles, seres solares que traen los rayos del sol a la tierra para
dar vida y alimentar a todo aquel que transita por ella.
Árboles que conectan la energía divina a la energía de la tierra para
que todo se manifieste, porque todos formamos parte de su esencia.
Árboles cuyas historias se guardan en sus memorias a lo largo de los
siglos para que alguien las transmita y su vibración toque a aquellos que la
ansían.
Árboles, seres inteligentes que desprenden sensibilidad, belleza y
sabiduría, sienten al ser humano que se aproxima a través de la vibración que
desprende.
Árboles que hablan el lenguaje del amor y de la paz, vibración de alta
frecuencia que solo un corazón abierto al contemplarlos recibirá en ondas
silenciosas.
Árboles que sufren en silencio cuando viven en medio de avenidas,
absorbiendo el veneno de la gasolina y del ruido ensordecedor de los vehículos
que transitan.
Árboles que ven sus vidas terminadas por el fuego o por ser talados
sin piedad para construir reinos de hormigón; sin embargo, sienten compasión
por esos humanos que ignoran el daño que causan a la madre Gaia y a la
Humanidad.
*****
Los seres humanos debemos dejar de ser perversos con el planeta y con
los seres que la habitan; debemos, ¡dejar ya!, la violencia de toda naturaleza.
Somos arrogantes conquistadores de la ignorancia al no valorar los saberes
antiguos de los humanos primitivos. Hemos olvidado que somos parte de la
esencia del Amor manifestada en la Naturaleza y no sobreviviremos sin ella
porque nos destruiremos.
Para sanar es necesario saber escuchar. Hay muchas interferencias a
nuestro alrededor. No podemos escapar de nosotros mismos, vayamos a donde
vayamos, siempre estamos unidos a nosotros.
Humildad ante la grandeza de la naturaleza. Volvamos a la Vida
espiritualizando la materia, así empezaremos a ser como los árboles, canales
solares, para dar vida a la Vida que nos rodea.
Somos bosques, somos naturaleza, somos energía que todo entrelaza para
encontrar el sentido de la vida. Solo es cuestión de observar su belleza, de
oír el silencio, de caminar lentos para oír el canto de la Naturaleza.
Mi agradecimiento profundo a mis amigos, los árboles, a la naturaleza
entera y a su belleza.
miércoles, 6 de agosto de 2025
Descubrir el secreto de los secretos del universo
¡Qué maravilloso sería vivir
en una convivencia ética fraternal entre múltiples credos y culturas, donde la
paz sea lo cotidiano!
El mundo físico es una parte
de la realidad. Hay otra parte oculta que es más importante porque es la
esencia de la Realidad. Somos materia y energía, todo es lo mismo, pero en dos
estados diferentes.
“Ojos cerrados.
Silencio.
Mente
abierta.
Silencio.
Abre
las puertas y entra”.
El lenguaje de los símbolos
pertenece a la imaginación (diálogo con el más allá) e intuición (saber
instantáneo). El símbolo exige esfuerzos intelectuales para sentir la vibración
del corazón a través de la introspección y necesita del discernimiento para
entender lo que la mente nos muestra. Los símbolos revelan otro plano de
conciencia y, a través de nuestra imaginación e intuición, podemos descodificar
su significado. Es en nuestro mundo interior donde la información y vibración
se entrelazan para nuestra comprensión.
Desde hace algunos siglos
vivimos en la era cartesiana que excluye lo material de lo trascendente.
Observando nuestro panorama actual y viendo los horrores que el ser humano
genera y ha generado, creo que ha llegado el momento de cambiar los parámetros
de exclusión (o) por el de la inclusión (y), es decir, volver al conocimiento
pluridisciplinar y no a la fragmentación de los saberes de lo Vivo, tanto en la
naturaleza como en el cosmos, pues todo se rige por leyes naturales de
cooperación, dar y recibir al igual que la ley espiritual.
En lugar de aprender de la
historia —esto requiere esfuerzo—, preferimos vivir en plena pereza, lo que
genera más conflictos y más corrupción, escenarios que se repiten una y otra
vez, lo que nos lleva al inframundo del caos.
Somos marionetas dirigidas por individuos ávidos de poder, y no solo en
países de régimen totalitario, sino también en los que se dicen democráticos
—no hay diálogo, sino insultos y gritos para que se oiga al que más alto grite.
No hay compromisos, pues ellos no saben del valor de la palabra. No hay ética
ni moral, compran títulos y saberes para aparentar algo que no son, pues viven
en la ignorancia; todo es un vacío existencial cuyas consecuencias todos
pagamos—. Parece que la vida humana no vale nada.
En los pueblos raíces de los
primeros tiempos, el Invisible tenía una dimensión real, formaba parte de la
manifestación de la vida. Los antiguos chamanes unían el mundo visible e
invisible mediante una pasarela de colaboración entre los dos mundos; ellos
buscaban lo mejor para su pueblo y para la naturaleza, pues sabían
perfectamente, al conocer las leyes naturales, que todo está entrelazado. Hoy,
con tanta tecnología, creemos, erróneamente, que la naturaleza no forma parte
de nosotros, la destruimos deforestando zonas esenciales para la naturaleza y
el ser vivo y, en su lugar, se construyen ciudades de hormigón que no nos
traerán oxígeno ni lluvia, elementos esenciales para la vida —no somos
conscientes de que el aire y el agua son vitales para lo Vivo—. Somos tan
egocéntricos que nos creemos únicos e inmortales, mucha tecnología, pero
desconocemos las leyes naturales, y si seguimos destruyendo lo Vivo, todos
pereceremos.
Desde los primeros tiempos,
los seres humanos se hicieron muchas preguntas ¿por qué las plantas son verdes,
por qué los árboles son ejes de energía vital, por qué los bosques son
fundamentales para la vida que entrelazan ríos y océanos para que los peces
puedan moverse en libertad y alimentar a otros animales en total equilibrio,
por qué el cielo se tachona de luces y por qué la luna desaparece para volver a
brillar, así como el sol cada día se pierde en el horizonte?, y descubrieron
sus respuestas al tener una visión global de cómo los elementos interactuaban
en la Naturaleza y en el ser vivo. Estos seres sabían, percibían, intuían que
para sentir y conocer el mundo invisible debían respetar y conocer la
Naturaleza y a los seres vivos que la habitaban para que sus genios y hadas les
ayudaran a través del chamán
—sacerdote, médico, consejero—.
Estos seres del alba de la
humanidad comprendieron que eran materia y energía, información y vibración,
visible e invisible; y para llegar a esa nueva dimensión aprendieron a ser
conscientes de sus actos. Todos ellos dejaron múltiples símbolos para la
posteridad y aligerar nuestro camino. No sé lo que nosotros dejaremos a las
generaciones futuras, seguramente, caos y destrucción.
La famosa frase: “Conócete a
ti mismo y conocerás el universo y los dioses” es para mí, la clave de toda sabiduría,
es el secreto de los secretos, pues contiene símbolos, enseñanzas, pasarelas,
ciencia (paso del mundo cuántico al mundo manifestado). Este conocimiento es
fundamental para llevar una vida sana y respetuosa en perfecta armonía y ética
fraternal.
Cuando accedemos a este
conocimiento profundo, empezamos a vivir el despertar de la conciencia, es
decir, ser conscientes de nuestra conciencia. — ¿Por qué hacemos esto o
aquello, por qué elijo esto y no aquello? — Este sexto sentido nos permite
acceder a nuestra alma a través del silencio, conectarnos y recordar de dónde
venimos, quienes somos.
Este diálogo profundo nos
permite desarrollar un mayor nivel de intuición e imaginación para comprender
lo que se esconde detrás de los símbolos ancestrales. Primero, hay que saber
mirar para observar. Una vez observados, los analizamos con la razón cristalina,
sin accesorios innecesarios. Para
captar, percibir y vibrar es imprescindible el esfuerzo continuo, así nos
transformamos y podemos conectar con la mente superior que se encuentra en
nuestro interior, el alma. En cambio, si vivimos en la pereza del confort, nos
enfocamos en lo visible, en las apariencias y pasamos nuestra existencia sin
observar la grandeza, la belleza y los frutos de la vida. Es nuestra decisión
la que nos lleva a nuestra dimensión.
Hay que ser valientes para
aventurarnos en el mundo de los misterios, la Ley de Maat, la diosa de la
armonía egipcia, es decir, vivir conforme a los principios universales
celestes: armonía, justicia, sabiduría, orden, belleza, amor. Así caminaremos
sobre los hombros de los gigantes que nos precedieron: Ptahhotep, Akenatón,
Pitágoras, Lao Tsé, Sócrates, Yeshua ben Joseph, Zenón, Plotino, Avicena, Ibn
Arabí, Rumi, Giordano Bruno y otros muchos que han dejado sus enseñanzas para
que pudiéramos conocer al Invisible y vivir mejor en una ética fraternal. Todos
tenían impresos en sus corazones estas palabras universales: “Conócete a ti
mismo y conocerás el universo y a los dioses”.
La diosa
Maat abre sus alas doradas para abrazar a todo aquel que se lo pida con sincero
fervor, pues es la ley universal de la armonía, matriz cósmica que genera todo
en el universo y se expresa a través del silencio:
“Con
los ojos abiertos
observa
la vida manifestada.
Con
los ojos cerrados
contempla
la esencia eterna”.
Sus alas
son el reflejo del viento cósmico en la tierra que abraza a todo ser vivo.
(Dibujo Lorena Ursell. Libro
“La Naturaleza Sagrada del Ser humano”)





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