sábado, 13 de diciembre de 2025
El misterio del eterno retorno
El movimiento
del eterno retorno,
se crea con la vibración
de la energía de Vida.
La Esencia
teje el vestido de lo Vivo
mediante la geometría universal,
enigma de vibración,
energía de elección.
La belleza todo envuelve,
al ser huella del Creador,
se viste de ropajes
de sabiduría y conocimiento
para el observador.
Raíces que se alimentan
en la ciénaga
para crear vida
y dar la bienvenida
al alma que la experimenta.
El resplandor del crepúsculo
nos invita al silencio,
el pasado primigenio
alumbrará el cielo.
El río se entrega
al océano soñador.
Una gota diamantina,
encuentra
el camino de los rayos del sol.
Mi primer hogar en la tierra
es mi cuerpo
que cambia con cada vida,
en cambio,
mi ser es eterna creación.
y al corazón de las
aguas azules
por traerme memorias
de vividas
experiencias,
para no olvidar
que la luz nos revela
la magnificencia
de la vida y de nuestra efímera existencia.
Palabras que abrieron
una hendidura en el tiempo.
El misterio apareció
y mi corazón lo recibió
porque lo Vivo lo envolvió.
del eterno retorno,
envuelve la vida del
observador
porque es energía y
vibración
Esencia del Creador.
jueves, 4 de diciembre de 2025
La sinfonía cósmica
Nos preguntamos: ¿qué es lo real?, ¿es lo que existe objetivamente —lo que vemos, tocamos, sentimos—, o bien es lo que existe en esa otra dimensión que resuena en nuestro interior profundo y nos hace preguntarnos y buscar respuestas a quiénes somos y por qué estamos aquí?
La
unión de ambas realidades debe entrelazarse para que nuestra vida terrestre
tenga un sentido y pueda desarrollarse plenamente, creando, creciendo,
vibrando. Somos materia condensada y al mismo tiempo vacío. Todo lo que nos
pasa en la vida lo guardamos en nuestro interior: sensaciones, sentimientos,
recuerdos, experiencias, porque todo está registrado en nuestras memorias.
La
luz-energía crea todo el tejido de lo Vivo, tanto en el universo como en
nuestro planeta Gaia. Todo está en continuo cambio para que la vida surja y
vibre. Así pues, hay dos direcciones en nuestra existencia, la vida externa y
la vida interna, ambas necesarias para que nuestra existencia sea completa. No
podemos erradicar a ninguna.
Todo
en el universo, incluyendo nuestro mundo, está unido por cuerdas que se rigen
por la regla de la Armonía.
¿Qué
es la Armonía? La Armonía es la energía que se crea en el espacio vacío entre
la luz, la sabiduría, la verdad, el amor y la paz, que forman un pentágono
áurico, y nos une a la energía de la Belleza universal. Ser conscientes de este
misterio ha sido y sigue siendo el gran enigma de la humanidad.
Cuando
vivimos en armonía entre nuestra vida externa e interna, es cuando surge el
compromiso con nosotros mismos y con los demás, haciéndonos ser mejores
personas al estar tejido ese acto con filamentos dorados de altruismo y
amabilidad. Ese flujo de energía amante
nos hace tomar conciencia de todo lo que nos rodea y ser responsables de
nuestros actos, que son los que crean nuestra realidad externa; de ahí la
importancia de conocernos para saber el origen de nuestros pensamientos y la
motivación de nuestros actos. No hay nadie que nos castigue o recompense; todo
depende de nosotros, es decir, somos responsables de nuestra vida. Si vivimos en conflictos de egos, generaremos
violencia; si vivimos en armonía, generaremos alegría. Si somos capaces de ver
la magia de la Vida, caeremos de rodillas ante la Belleza que nos invita a
despertar nuestros sentidos.
Las
huellas de nuestros pasos hacia nuestro destino generan una vibración que
resuena en el universo, creando la sinfonía cósmica que oímos en el silencio
interior cuando nos conectamos al pentágono áurico de la luz, de la sabiduría,
de la verdad, de la paz y del amor al observar la Belleza de la Armonía de este
gran enigma de la Vida.
Para
volar al lugar de origen, sede de la Armonía, hay que navegar antes por el
océano de la vida para atravesar las nieblas del olvido.
(Dibujo, libro
“Biografía de mi Alma”)
lunes, 13 de octubre de 2025
El canto de una caracola
Desde lo más profundo del océano
se oyó el canto de una caracola,
notas de alegría jugaron con la brisa
creando olas
que acarician los pies
del que camina por la orilla.
¡Quiero Luz!,
gritó mi alma abatida
al transitar
por la densa niebla de la vida,
sin ver hacia dónde se dirigía.
Tristeza errante sentía,
sin embargo,
oyó, ¡sigue adelante!
El abrazo de unas alas
la llevaron por muchos caminos
de destinos inciertos,
tomó conciencia
del devenir de su existencia.
bailaron
dejando caer sus hojas blancas
como reverencia
a los ancestros que la acompañaban.
El tiempo se ha parado,
el silencio la invitó
a revivir sus recuerdos,
entre ellos,
cuando caminaba por la orilla
mojando sus pies
en la espuma de las olas,
oyendo el alegre y profundo
canto de una caracola.
El tic-tac volverá a sonar
en el momento
donde el alma vea
posibilidades y destinos
y vuelva a recordar
que la Luz siempre está,
que nunca se apaga mientras caminamos
por la densa niebla de la
existencia.
*****
nos ofrecen preciosas baladas
desde el profundo océano de las aguas,
a través del canto de una caracola
para que los caminantes de la vida
recuerden su canción y bailen en la
orilla.
sábado, 11 de octubre de 2025
Yo y mi relación con "lo otro"
Frente al mar,
aprendí a saborear el tiempo.
Frente al fuego,
aprendí a saborear la vida.
Frente a la lluvia,
aprendí a saborear el sonido.
Frente al aire,
aprendí a saborear la tormenta.
Frente al universo,
aprendí a saborear mis experiencias.
viernes, 12 de septiembre de 2025
El bosque natural y la relación entre lo vivo
Los árboles son canales solares que nos traen la energía cósmica para
transmutarla en energía terrestre. Esta alquimia genera la biodiversidad
necesaria para la vida. El microuniverso de los bosques naturales es vital para
la vida en el planeta. Todo lo vivo está conectado, está en movimiento para
adaptarse a nuevas situaciones.
El bosque natural se hace a sí mismo, sin la intervención de la mano
del humano; su inteligencia sabe perfectamente lo que necesita y, junto con los
animales, vegetales y minerales, genera lo necesario para que todo a su ritmo
siga su ciclo. La biodiversidad es vital para todos los habitantes de la
Tierra. Destruir un bosque natural o un bosque cualquiera es destruirnos a
nosotros mismos.
Hay fuerzas increíbles en la naturaleza que desconocemos, pues a los
misterios universales se accede a través del amor, a través de la sabiduría y
de la búsqueda de la verdad, lo que nos lleva al autoconocimiento en su gran
dimensión. No se puede abrir la puerta de los misterios desde el egoísmo, no
hay trampas ni dinero que puedan abrirla. Para sentir la vibración del amor, es
fundamental la coherencia y la generosidad. El árbol sigue una ley espiritual
básica: dar y recibir.
Es maravilloso observar el poder de la naturaleza. Los lagos, los
ríos, los océanos, los bosques, todo está entrelazado y debemos respetar esta
ley universal de dar y recibir por amor. Los árboles guardan la memoria del
pasado, solo hace falta abrirse a esa vibración para escucharlos. El silencio,
la pausa, el ritmo son necesarios. Recordemos que el ser humano también está
hecho con los mismos elementos de la Madre Tierra y del cosmos, aunque lo haya
olvidado.
Los árboles son seres verticales y su sentido de la amistad, de la
familia es grandioso; en el reino de los árboles no hay competición, ni
codicia, el amor es lo que genera su belleza y generosidad. Todos los
habitantes de los bosques viven en relación unos con otros. Los árboles y los
animales perciben el peligro y alertan a sus congéneres.
Los árboles viven a un ritmo lento porque guardan las memorias del
tiempo. Salgamos de nuestra niebla y revitalicemos nuestras capacidades
mentales y psíquicas para comprender y aceptar que todos formamos parte de este
maravilloso planeta y no podemos permitir que sea destruido por la mano del
humano sin escrúpulos.
No olvidemos que los bosques naturales se crean solos, con animales,
árboles, plantas, hongos, microorganismos que crecen según su necesidad y
criterio.
*****
Árboles cósmicos, árboles mitológicos, árboles patriarcas, árboles
sagrados, árboles sanadores, cada uno vital para que la armonía vibre y se
expanda a través del aire y sane al que sabe escuchar.
Árboles, seres solares que traen los rayos del sol a la tierra para
dar vida y alimentar a todo aquel que transita por ella.
Árboles que conectan la energía divina a la energía de la tierra para
que todo se manifieste, porque todos formamos parte de su esencia.
Árboles cuyas historias se guardan en sus memorias a lo largo de los
siglos para que alguien las transmita y su vibración toque a aquellos que la
ansían.
Árboles, seres inteligentes que desprenden sensibilidad, belleza y
sabiduría, sienten al ser humano que se aproxima a través de la vibración que
desprende.
Árboles que hablan el lenguaje del amor y de la paz, vibración de alta
frecuencia que solo un corazón abierto al contemplarlos recibirá en ondas
silenciosas.
Árboles que sufren en silencio cuando viven en medio de avenidas,
absorbiendo el veneno de la gasolina y del ruido ensordecedor de los vehículos
que transitan.
Árboles que ven sus vidas terminadas por el fuego o por ser talados
sin piedad para construir reinos de hormigón; sin embargo, sienten compasión
por esos humanos que ignoran el daño que causan a la madre Gaia y a la
Humanidad.
*****
Los seres humanos debemos dejar de ser perversos con el planeta y con
los seres que la habitan; debemos, ¡dejar ya!, la violencia de toda naturaleza.
Somos arrogantes conquistadores de la ignorancia al no valorar los saberes
antiguos de los humanos primitivos. Hemos olvidado que somos parte de la
esencia del Amor manifestada en la Naturaleza y no sobreviviremos sin ella
porque nos destruiremos.
Para sanar es necesario saber escuchar. Hay muchas interferencias a
nuestro alrededor. No podemos escapar de nosotros mismos, vayamos a donde
vayamos, siempre estamos unidos a nosotros.
Humildad ante la grandeza de la naturaleza. Volvamos a la Vida
espiritualizando la materia, así empezaremos a ser como los árboles, canales
solares, para dar vida a la Vida que nos rodea.
Somos bosques, somos naturaleza, somos energía que todo entrelaza para
encontrar el sentido de la vida. Solo es cuestión de observar su belleza, de
oír el silencio, de caminar lentos para oír el canto de la Naturaleza.
Mi agradecimiento profundo a mis amigos, los árboles, a la naturaleza
entera y a su belleza.
miércoles, 6 de agosto de 2025
Descubrir el secreto de los secretos del universo
¡Qué maravilloso sería vivir
en una convivencia ética fraternal entre múltiples credos y culturas, donde la
paz sea lo cotidiano!
El mundo físico es una parte
de la realidad. Hay otra parte oculta que es más importante porque es la
esencia de la Realidad. Somos materia y energía, todo es lo mismo, pero en dos
estados diferentes.
“Ojos cerrados.
Silencio.
Mente
abierta.
Silencio.
Abre
las puertas y entra”.
El lenguaje de los símbolos
pertenece a la imaginación (diálogo con el más allá) e intuición (saber
instantáneo). El símbolo exige esfuerzos intelectuales para sentir la vibración
del corazón a través de la introspección y necesita del discernimiento para
entender lo que la mente nos muestra. Los símbolos revelan otro plano de
conciencia y, a través de nuestra imaginación e intuición, podemos descodificar
su significado. Es en nuestro mundo interior donde la información y vibración
se entrelazan para nuestra comprensión.
Desde hace algunos siglos
vivimos en la era cartesiana que excluye lo material de lo trascendente.
Observando nuestro panorama actual y viendo los horrores que el ser humano
genera y ha generado, creo que ha llegado el momento de cambiar los parámetros
de exclusión (o) por el de la inclusión (y), es decir, volver al conocimiento
pluridisciplinar y no a la fragmentación de los saberes de lo Vivo, tanto en la
naturaleza como en el cosmos, pues todo se rige por leyes naturales de
cooperación, dar y recibir al igual que la ley espiritual.
En lugar de aprender de la
historia —esto requiere esfuerzo—, preferimos vivir en plena pereza, lo que
genera más conflictos y más corrupción, escenarios que se repiten una y otra
vez, lo que nos lleva al inframundo del caos.
Somos marionetas dirigidas por individuos ávidos de poder, y no solo en
países de régimen totalitario, sino también en los que se dicen democráticos
—no hay diálogo, sino insultos y gritos para que se oiga al que más alto grite.
No hay compromisos, pues ellos no saben del valor de la palabra. No hay ética
ni moral, compran títulos y saberes para aparentar algo que no son, pues viven
en la ignorancia; todo es un vacío existencial cuyas consecuencias todos
pagamos—. Parece que la vida humana no vale nada.
En los pueblos raíces de los
primeros tiempos, el Invisible tenía una dimensión real, formaba parte de la
manifestación de la vida. Los antiguos chamanes unían el mundo visible e
invisible mediante una pasarela de colaboración entre los dos mundos; ellos
buscaban lo mejor para su pueblo y para la naturaleza, pues sabían
perfectamente, al conocer las leyes naturales, que todo está entrelazado. Hoy,
con tanta tecnología, creemos, erróneamente, que la naturaleza no forma parte
de nosotros, la destruimos deforestando zonas esenciales para la naturaleza y
el ser vivo y, en su lugar, se construyen ciudades de hormigón que no nos
traerán oxígeno ni lluvia, elementos esenciales para la vida —no somos
conscientes de que el aire y el agua son vitales para lo Vivo—. Somos tan
egocéntricos que nos creemos únicos e inmortales, mucha tecnología, pero
desconocemos las leyes naturales, y si seguimos destruyendo lo Vivo, todos
pereceremos.
Desde los primeros tiempos,
los seres humanos se hicieron muchas preguntas ¿por qué las plantas son verdes,
por qué los árboles son ejes de energía vital, por qué los bosques son
fundamentales para la vida que entrelazan ríos y océanos para que los peces
puedan moverse en libertad y alimentar a otros animales en total equilibrio,
por qué el cielo se tachona de luces y por qué la luna desaparece para volver a
brillar, así como el sol cada día se pierde en el horizonte?, y descubrieron
sus respuestas al tener una visión global de cómo los elementos interactuaban
en la Naturaleza y en el ser vivo. Estos seres sabían, percibían, intuían que
para sentir y conocer el mundo invisible debían respetar y conocer la
Naturaleza y a los seres vivos que la habitaban para que sus genios y hadas les
ayudaran a través del chamán
—sacerdote, médico, consejero—.
Estos seres del alba de la
humanidad comprendieron que eran materia y energía, información y vibración,
visible e invisible; y para llegar a esa nueva dimensión aprendieron a ser
conscientes de sus actos. Todos ellos dejaron múltiples símbolos para la
posteridad y aligerar nuestro camino. No sé lo que nosotros dejaremos a las
generaciones futuras, seguramente, caos y destrucción.
La famosa frase: “Conócete a
ti mismo y conocerás el universo y los dioses” es para mí, la clave de toda sabiduría,
es el secreto de los secretos, pues contiene símbolos, enseñanzas, pasarelas,
ciencia (paso del mundo cuántico al mundo manifestado). Este conocimiento es
fundamental para llevar una vida sana y respetuosa en perfecta armonía y ética
fraternal.
Cuando accedemos a este
conocimiento profundo, empezamos a vivir el despertar de la conciencia, es
decir, ser conscientes de nuestra conciencia. — ¿Por qué hacemos esto o
aquello, por qué elijo esto y no aquello? — Este sexto sentido nos permite
acceder a nuestra alma a través del silencio, conectarnos y recordar de dónde
venimos, quienes somos.
Este diálogo profundo nos
permite desarrollar un mayor nivel de intuición e imaginación para comprender
lo que se esconde detrás de los símbolos ancestrales. Primero, hay que saber
mirar para observar. Una vez observados, los analizamos con la razón cristalina,
sin accesorios innecesarios. Para
captar, percibir y vibrar es imprescindible el esfuerzo continuo, así nos
transformamos y podemos conectar con la mente superior que se encuentra en
nuestro interior, el alma. En cambio, si vivimos en la pereza del confort, nos
enfocamos en lo visible, en las apariencias y pasamos nuestra existencia sin
observar la grandeza, la belleza y los frutos de la vida. Es nuestra decisión
la que nos lleva a nuestra dimensión.
Hay que ser valientes para
aventurarnos en el mundo de los misterios, la Ley de Maat, la diosa de la
armonía egipcia, es decir, vivir conforme a los principios universales
celestes: armonía, justicia, sabiduría, orden, belleza, amor. Así caminaremos
sobre los hombros de los gigantes que nos precedieron: Ptahhotep, Akenatón,
Pitágoras, Lao Tsé, Sócrates, Yeshua ben Joseph, Zenón, Plotino, Avicena, Ibn
Arabí, Rumi, Giordano Bruno y otros muchos que han dejado sus enseñanzas para
que pudiéramos conocer al Invisible y vivir mejor en una ética fraternal. Todos
tenían impresos en sus corazones estas palabras universales: “Conócete a ti
mismo y conocerás el universo y a los dioses”.
La diosa
Maat abre sus alas doradas para abrazar a todo aquel que se lo pida con sincero
fervor, pues es la ley universal de la armonía, matriz cósmica que genera todo
en el universo y se expresa a través del silencio:
“Con
los ojos abiertos
observa
la vida manifestada.
Con
los ojos cerrados
contempla
la esencia eterna”.
Sus alas
son el reflejo del viento cósmico en la tierra que abraza a todo ser vivo.
(Dibujo Lorena Ursell. Libro
“La Naturaleza Sagrada del Ser humano”)
domingo, 27 de julio de 2025
Espiritualidad y adicción
La espiritualidad tiene un gran impacto en los adictos. Es importante definir algunos conceptos para llegar a una mejor comprensión.
Espiritualidad: esencia profunda
que todos los humanos poseemos, es, por tanto, natural y universal. La
espiritualidad nos conecta con nosotros mismos, introspección; con el otro,
relación, fraternidad; con la naturaleza y el universo, todos estamos
entrelazados. Estos puntos son la esencia misma del alma y de la vida;
conociendo estas relaciones llegaremos a ser conscientes en un nivel más
profundo de conciencia. Todos somos
partes de esa esencia de conciencia universal. La espiritualidad refuerza
nuestro control, nos equilibra, nos proporciona coherencia, confianza y un
sentido en la vida, dándonos fuerzas para enfrentar las pruebas que todos
tenemos que pasar.
La adicción es un laberinto
donde se pierden los puntos de referencia y no salimos si no tenemos ayuda. La
adicción proviene de diferentes campos: sociales, culturales, familiares y son
múltiples y diversas —alcoholismo, drogas, mentiras, videojuegos, compras,
apuestas, pantallas, control, poder…—, es decir, cualquier cosa que consuma
nuestra energía, nuestro tiempo, nuestra voluntad, y nos lleve a consecuencias
negativas. La adicción nos desequilibra el cerebro y nuestra existencia, y como
no la controlamos nos lleva a la depresión y a la violencia, pagando un alto
precio.
Es muy importante tener
conciencia de nuestros actos para anticipar las consecuencias. Interpretemos
los cambios para poderlos cambiar a su vez. Dar voz a nuestra conciencia para
ser humanos y comportarnos como tales.
*****
Mis ojos por fin se vieron en
el espejo y en ese instante un grito desgarrador salió de mi garganta al ser
consciente del desastre que nos rodeaba. Teníamos engañados a todos, nuestra
vida era una gran farsa.
Un amigo nos habló de un
lugar donde hacían reuniones de adictos. Habíamos tocado fondo y era el momento
de decir: ¡basta! Fuimos a esa reunión. Hoy hace doce años.
“Para posicionarse ante la
adicción es necesario tener la aptitud adecuada para saber que somos
capaces de luchar por lo que deseamos y tener la actitud de la acción
justa como antídoto al miedo y a la debilidad”. Palabras que escuché en la
primera reunión de alcohólicos anónimos, palabras para reflexionar cada día de
nuestra vida.
En estos años hemos
comprendido que no hay triunfos sin esfuerzos —luchas, lágrimas, victorias y
algunas recaídas—. Con el tiempo logramos comprender que hay dos caminos en la
vida: el de las excusas y el de los esfuerzos. Ese grupo heterogéneo y de fuerza
singular nos permitió comprender que nuestro cerebro había sido pirateado por
nuestras adicciones, cuyas consecuencias han sido terribles. Nuestra agresión y
depresión dejaron profundas huellas.
Con el tiempo nuestro cuerpo
biológico y psíquico empezó a sanar con mucha paciencia y sobre todo ayuda. Por
esto hoy, doce años de lucha y esfuerzos, decidimos celebrar la vida
organizando un fin de semana largo para estar con nuestros amigos y juntos dar
gracias por esa relación de fraternidad y generosidad. Fuimos a un lago de gran belleza donde
recibimos mensajes de sus aguas cristalinas entre los silencios llenos de
dulzura, caricias y abrazos del aire. Momentos de encuentro con el Invisible.
Por la tarde hicimos una
pequeña hoguera como símbolo de limpieza de nuestra antigua vida, echando al
fuego el dolor, el miedo, la debilidad y luego recibiendo a través de la
calidez de las llamas los antídotos de alegría, coraje y belleza, necesarios para
el gran cambio.
Antes de que el fuego se
consumiera, hablamos de nuestras historias. Mi compañero empezó recordando su
primera lección: al principio de las reuniones no sentía nada sino un intenso
dolor, quería seguir consumiendo, sin importarme las consecuencias. Aceptar que
tenía un problema era impensable debido a mi negación hasta que comprendí que
solo yo podía tomar la decisión de sanarme. Ahora sé, que, la adicción abre las
puertas a los conflictos mentales y nos lleva a la depresión y a la agresión.
Lágrimas cálidas de reconocimiento y agradecimiento.
Para mí, el recorrido fue
similar al de mi compañero, pero lo más difícil fue comprender el significado
de “lo correcto e incorrecto”. Para conocer lo correcto, que exige
responsabilidad e integralidad, hay que vivir primero lo incorrecto. Por
ejemplo, mi padrino me repetía: “sentir el conflicto para buscar la serenidad,
y ese camino de enfrentamiento nos lleva al cambio que nos pone en contacto con
nosotros mismos”. Hoy soy consciente de que, cuando actuamos correctamente, hay
una fuerza extraordinaria que surge en nosotros y que construye nuestro
presente. En cambio, lo incorrecto es una fuerza poderosa que nos empuja hacia
la confusión, nos debilita y nos aleja de nuestro presente porque nos hace
vivir constantemente en el pasado.
También, la esperanza fue mi
motor vital. Comprendí lo que el mediador nos repetía: «es imprescindible tener
un objetivo hacia dónde dirigirnos, si lo negamos, estamos perdidos y entramos
en una tristeza interior profunda por la pérdida de nuestros puntos de
referencia». Cuando encontré mi objetivo a corto plazo, mi humor cambió, era
más alegre porque empecé a crear acción y me alejé de la reacción. Esta es la
fuente de la esperanza, mis decisiones que son solo mías. Comprendí que la
acción de crear algo bueno nos lleva a
respetar las relaciones —conmigo misma, con los demás y con la
naturaleza— base de la espiritualidad. Así fui construyendo mi nueva vida, paso
a paso.
Todos nos quedamos en
silencio con nuestra reflexión, nuestras caras serenas se reflejaron en el lago
donde nada las perturbaba porque tenemos una nueva visión del mundo. El
silencio nos trajo diálogo con nuestro ser profundo, la belleza del atardecer
nos llenó de admiración, la serenidad del lugar nos envolvió y en un acto
reflejo nos cogimos las manos para dar gracias al Invisible por su fuerza,
sabiduría, amor inclinando la cabeza en señal de recogimiento y respeto a su
grandeza y sabiduría. Este rito tiene un profundo impacto en nosotros: proteger
la dignidad, que es el tesoro más preciado que todos poseemos.
Así, la espiritualidad sana
los cuerpos, el alma y el espíritu cuando establecemos las relaciones con
nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza y el cosmos. Nuestras
decisiones son importantes para cambiar nuestra vida.
El milagro de la generosidad
y la fraternidad son el motor del cambio del mundo.
martes, 15 de julio de 2025
Seres de oro que caminan por el cielo y la tierra
“Para llegar al conocimiento profundo tenemos que superar las limitaciones mentales que nos mantienen aislados para que no descubramos otras dimensiones de nuestro ser”.
“Todos
sabemos, que un ser humano es un ente de cuatro cuerpos entrelazados:
biológico, emocional, mental, y como fuente de vida el cuerpo espiritual,
conciencia. El desconocimiento de estos cuerpos es causa de muchos
problemas porque no somos capaces de enfrentarnos como ente a las dificultades,
al estar centrados en nuestra apariencia y creyendo erróneamente que somos lo
que vemos. Nuestra misión como humanos es llegar a conocernos a nivel
biológico, emocional, mental y espiritual y percibir su interacción. Por
ejemplo: alguien nos dice algo que nos gusta, inmediatamente, pensamos,
sentimos y experimentamos en nuestro cuerpo un bienestar, nuestro cuerpo
biológico lo traduce con una sonrisa; en cambio, si alguien nos dice algo que
nos hiere, al instante, pensamos, sentimos, y experimentamos ira, nuestro
cuerpo biológico lo expresa con un puño o palabras malsonantes hacia la otra
persona. Siempre nos tiene que pasar algo en la vida para comprender que hay un
problema sin resolver en lo más profundo de nosotros y que hemos guardado en un
cajón del desván, creyendo que lo olvidaremos, pero ya sabemos que la vida
siempre está en movimiento, transformándose”. Mi voz interior me recordó
esta enseñanza, no escrita, pero eterna.
Ruptura,
traición, alejamiento bullían en mi interior y me hacían sentir emociones de
ira, dolor y amor. No sabía cómo controlarlas, además mis pensamientos se
hicieron más duros. Era el momento de darme un respiro.
La
cultura japonesa me ha interesado desde siempre, muchas veces me vienen
imágenes de una época lejana. Llevo varias noches soñando que era una
mujer samurái, tengo una espada curvada y muy fina en mi mano derecha, debajo
del ropaje —una blusa blanca de anchas mangas y un pantalón negro recogido al
tobillo— guardo mi flauta pequeña casi como un silbato, con la que imito el
canto de las aves, me gusta tocarla porque me tranquiliza y me conecta conmigo
misma. Al despertarme, seguí oyendo el canto de los pájaros que duermen en el
árbol que hay debajo de mi ventana. Como siempre, antes de levantarme, rememoré
mi sueño: estaba en un patio de piedra blanca, en un monasterio rodeado de
altas montañas. La soledad y el silencio por compañeros, todos, formábamos parte
de ese inmenso paisaje venerable. Sentía que mi energía se unía a la belleza de
la naturaleza.
Este
sueño repetitivo era una invitación para visitar Japón, y en particular un
templo en Kioto, el nombre de esta ciudad, vibraba en mi interior. Emprendí un
viaje de tres semanas y cuando llegué, una extraordinaria sensación de “déjà
vu”, me invadió.
Llegué
al monasterio por la tarde y un monje salió a mi encuentro. Atravesamos un
patio de piedras blancas muy gastadas. Una vibración recorrió mi piel. Me llevó
a mi “celda”, un camastro, un ventanuco, un pequeño armario y un pequeño
escritorio; tenía lo necesario para que mi estancia fuera fructífera. Después
de la cena, el monje me invitó a meditar con él. Una experiencia
extraordinaria, una hipersensibilidad difícil de contener, recorría mi cuerpo;
no pude dormir en toda la noche.
Después
del desayuno, salí a dar un paseo por los alrededores. Un pequeño río fluía no
lejos, me acerqué y sentí el impulso de ser parte de ese misterio del agua. Oía
el canto de unos pájaros y volví a revivir mi sueño. Vi unas ramas caídas de
unos cerezos, cogí una y empecé a alisarla con mi navaja. Ese gesto me llamó la
atención.
Cada
mañana, con los primeros rayos, bajaba por el sendero que bordea la montaña
hasta el río, donde permanecía varias horas, sintiendo la caricia de la suave
brisa que tocaba con dulzura la superficie del agua. Mi mente se apaciguaba con
el airecillo sobre mi cuerpo mojado; formábamos un solo ser en perfecta
armonía.
Sentí
un dolor en mi corazón e intenté respirar profundamente, oí un clic, como si
una cerradura se abriese; era una bocanada de aire puro que abría las puertas
de mi interior, el agua fluía por mi cuerpo. Percibí que era vacío, billones de
átomos formábamos el Todo. Una explosión de luz dentro de mi cerebro me hizo
comprender que somos gotas de agua en un océano primordial donde cada gota es
una vida, una experiencia que, después de su ciclo, debe regresar a ese centro
cósmico. Esa gota me hizo ver como en un espejo a todas las personas que había
hecho sufrir y que me han hecho sufrir, a las que he amado y me han amado. Todo
está registrado; el pasado y el futuro se unen en el ES. Oí una voz cantarina
que decía: “para experimentar este misterio debes buscar la armonía y la
belleza tanto fuera como dentro de ti y seguir tu intuición. Busca para acceder
al misterio, el amor del universo”. Vi luces, colores y a los “kami”
sonriendo.
Unos
días más tarde, al pasear por esos parajes preciosos de agua y montaña, vi un
trozo de bambú en el suelo. Lo cogí y empecé a alisarlo y cuando tomé
conciencia, el tiempo había pasado; sin embargo, mi flauta había nacido. Reía y
lloraba al mismo tiempo. Volví al templo y le conté al monje mi sueño y
experiencias. Él solo sonreía y sus ojos negros radiantes me hicieron ver el
universo.
Somos
gotas en un océano de energía, todo fue y todo será, porque todo es. Comprendí
que la vida tiene múltiples escenarios donde se unen el presente con el pasado
y el futuro. Experiencias, vivencias, aprendizaje para ir ascendiendo por esa
escalera infinita de luz.
Cuando
regresé a casa, ya no era la misma persona, había cambiado mi esencia. Empecé a
ser consciente de mi vida, de mi respiración, de mis cuerpos, de mis sueños y a
tomarlos en serio, porque muchos de ellos son recuerdos de otras vidas, pero
tenemos que ser conscientes de nuestra realidad actual, para ser consciente de
la realidad de los sueños, que son, también, realidades de otras vidas
paralelas.
Los
recuerdos vibran en nosotros, pues son presentes de múltiples vidas, múltiples
experiencias, múltiples aprendizajes. Solo tenemos que superar las limitaciones
mentales para sentir el amor del universo.
Somos
seres de oro que caminan por el cielo y la tierra.
(Dibujo libro "La Naturaleza Sagrada del Ser Humano")
sábado, 12 de julio de 2025
Fuerza de libertad frente a la arrogancia cobarde en este terrible escenario
La arrogancia es peligrosa y somete con amenazas a la gente a través del miedo; nos postramos ante ella porque nos sentimos débiles, frágiles, indefensos ante las consecuencias. Sin embargo, los países amenazados deben unirse para hacer un frente común de fuerza a esas amenazas.
Echando una mirada al pasado
y al presente, observamos que la puerta de la libertad sigue en pie. La puerta
de la libertad —vida, paz, compasión, amabilidad, dignidad y respeto— está
construida por los deseos más profundos de los seres humanos que buscan el
bienestar general. Esta puerta es indestructible pese a los ataques de los
nuevos gobiernos totalitarios, donde el diálogo político no existe y se
aterroriza a la sociedad. La soberbia y la crueldad ganan batallas inmediatas,
pero la libertad siempre saldrá victoriosa al final, porque la fuerza del
espíritu que cada ser humano posee es más poderosa, pues es fuente de
vida.
En este mundo globalizado,
los gobiernos arrogantes tienen por objetivo unificar en una sola regencia el
poder del planeta y esto se consigue anulando la libertad y la dignidad de los
seres humanos.
Ante las atrocidades a las
que asistimos, no podemos ser indiferentes; debemos alzar la voz por aquellas
personas que no pueden y por nosotros mismos; es intolerable estas matanzas que
hay en todos los continentes del mundo. Nos dirigimos hacia el abismo, hacia un
mundo de estatuas de barro.
Los gobernantes poderosos
creen que tienen el derecho de arrebatar vidas y de anexionar territorios
porque su política expansionista y absolutista lo dice; no olvidemos cuál es su
objetivo. Un ejemplo lo tenemos con la IA, recordemos que detrás de ella hay
humanos que todo desean controlar. Nuestra identidad profunda, nuestra libertad
y libre pensamiento se están enterrando en subsuelos de rejas para que nuestra
conciencia permanezca dominada. Estos tiranos ignorantes no saben que la
libertad y la conciencia vuelan, porque son la fuerza de vida en el universo y
en la tierra, y jamás serán dominadas.
En estos momentos, el poder
del materialismo ha desbancado al poder humanitario, a los derechos civiles, a los
derechos internacionales, a los compromisos de paz. Estos autócratas se creen
intocables; sin embargo, la puerta de la libertad cada día se hace más grande
porque los partidarios de la NO VIOLENCIA tocan los corazones sensibles de los
humanos que luchan por la paz y cuyo eco hace vibrar a otros corazones.
El grito de sí a la vida, sí
a la paz, sí a la convivencia, sí a las culturas, sí a la humanidad, es el
grito de la humanidad unida, contra el terrible sinsentido de nuestro actual
escenario. Si perdemos nuestra humanidad
y valores, perderemos el sentido y el control de nuestra vida, para entregarlo
a los devoradores de libertad, que violentan las leyes según les plazca,
aniquilando culturas, tradiciones, conocimiento y saber para someternos bajo la
bandera unicolor, el poder planetario.
Vivimos en un planeta
precioso donde todos cabemos, cada uno con su cultura, su tradición, su forma
de pensar. Somos una humanidad múltiple, diversa y esa es nuestra riqueza. Tenemos que alzar la voz de la NO VIOLENCIA
para recuperar el orden, la vida, la dignidad, la libertad.
La voz de los silenciados
vuelve a oírse con más fuerza; no se permitirá aniquilar a más pueblos,
culturas, tradiciones para obtener más poder y control. Los que esculpen al
monstruo de mil cabezas para destruir el planeta y a la humanidad deben saber
que al final serán ellos los devorados.
El planeta no puede poseerse,
forma parte del universo y seguirá así eternamente; en cambio, el ser humano
pertenece a la tierra, es efímero, frágil y con una corta vida, y a la hora de
partir no se llevará ni su nombre.
Pacifiquemos las relaciones
entre los humanos para entrar por la puerta de la libertad junto a los
partidarios de la NO VIOLENCIA y mejorar nuestra vida, creando nuevos
escenarios de paz.
martes, 10 de junio de 2025
Se fueron los dioses y llegaron los conflictos
La serenidad es un sentimiento que se adquiere cuando nos esforzamos por hacer el Bien —vivir con dignidad frente a nosotros y a los demás, vivir con generosidad, con orden y con justicia—, así, todo a nuestro alrededor florecerá. En cambio, cuando nos alejamos de la serenidad, entramos en el campo de batalla de la confusión, la violencia y el conflicto.
Hay que recordar en dos líneas de dónde proviene la causa del
alejamiento del Bien. La razón y la ciencia hicieron huir a los dioses en el
siglo XVII y se culminó con la revolución francesa en el siglo XVIII, al
colocar en el pedestal a la diosa razón —momentos de terror, barbarie e
irracionalidad—. Momentos oscuros que, como paradoja, se denominan
“iluminación”. Como contrapartida a esas situaciones terroríficas que tocaron a
toda Europa, surgió, entre otros, el movimiento Romántico del siglo XVIII/XIX,
cuya mirada se volvió hacia la antigüedad, a los dioses, a los héroes, a las
tradiciones para salir de esa oscuridad que había elevado a la razón como ser
supremo.
Estos románticos nacieron como reacción al racionalismo y se volvieron
hacia Grecia, Roma, Edad Media, se hicieron las grandes peguntas de antaño
sobre el ser humano, buscaron la estética, la belleza, afloraron los
sentimientos, las emociones —al ser partes esenciales del ser humano—, cuya
expresión se plasmó en el arte, la literatura, la música. Estos románticos
sentían melancolía del pasado, donde los “dioses” se codeaban con los
hombres. Lo invisible volvía a formar
parte de lo visible.
En la actualidad, creemos que lo antiguo es obsoleto, y que ahora somos
los más inteligentes con tanto progreso y globalización, pero en mi opinión no
lo somos y estamos muy lejos de acercarnos a esa Belleza del Bien; en cambio,
somos marionetas guiadas por personajes que no desean que reflexionemos por
nosotros mismos, nos hacen creer que somos libres, pero no lo somos, aunque vivamos
en nuestro confort, estamos controlados por todos los artilugios tecnológicos.
Sin embargo, hay millones de personas que sobreviven bajo la crueldad de unos
cuantos que airean sus atrocidades en banderas. Los conflictos armados actuales
son hordas de criminales que destruyen a seres humanos para conseguir un trozo
de tierra, o por alcanzar más control social. Vivimos en el inframundo de los
seres oscuros, un lugar frío y feo, alejado de los dioses y de la Belleza.
Otro punto importante es la homogeneidad como denominador común, y
cuanto más iguales somos, más nos adormecemos y nos robotizamos. Sabemos que el
precio a pagar por la diferencia es el aislamiento. La historia de la humanidad
está para conocerla y tratar de no cometer los mismos errores una y otra vez:
miles de años de guerras, millones de personas muertas y millones de víctimas.
Vivimos en una época de “progreso tecnológico y científico”, pero seguimos
actuando como chusmas terroríficas.
Cambiar este panorama es labor de todos, alzando nuestra voz junto con
la de los dioses que, a través de las palabras del alma, nos dicen que el Bien
es el mayor valor de la Vida que tenemos para que todos podamos vivir en paz.
La Humanidad es un ente vivo cuya diversidad y mestizaje nos maravillan si
somos capaces de abrir los ojos a la Belleza; no podemos privar a nadie de sus
creencias y culturas.
Tal vez deberíamos hacer como los Románticos, romper con esa
“manipulación” y volver la mirada hacia el Bien y la Belleza que nos traen
serenidad.
La NO VIOLENCIA es la herramienta que vence a la violencia. Hagamos el
silencio para escuchar la voz de nuestra alma que nos permite sentir seguridad
que es la base de vuestro bienestar, la serenidad.
La esperanza nos dice que la luz siempre penetra la oscuridad.
(Foto privada. “La Punta del Hidalgo”, Tenerife)
miércoles, 4 de junio de 2025
Descubriendo el misterio sagrado de la Vida
Inteligencia, materia y vibración = Creación
Espíritu, conciencia y materia = Creación
manifestada
Inteligencia, Energía, Materia, Vibración,
Frecuencia =
Misterio Sagrado de la Vida
La Vida es materia, energía, inteligencia, vibración e información. Esta
energía que crea la Vida está en Todo, visible e invisible, y genera una
vibración particular en cada uno de nosotros según nuestra frecuencia. Cuando
nuestra vibración es alta, el bienestar, la serenidad, la alegría se unen a
nuestro Yo. En cambio, cuando nuestra vibración es baja, la apatía, la
tristeza, la confusión están presentes en nuestro yo, síntoma de que algo no va
bien.
Como todos los fines de semana voy de acampada al bosque que se
encuentra muy cerca de las montañas celestes. El contacto con los árboles y su
serenidad, el aire y la brisa, el río y su movimiento, las aves con sus cantos
y belleza; la calidez del sol que me proporciona claridad para observar mejor;
la belleza de la luna con su reflejo plateado en el lago, me hacen sentir que
la vida tiene un sentido más sublime que el de una existencia banal. El mundo
manifestado tiene un valor supremo porque es sagrado.
Como es habitual, mi tienda la coloco en un claro rodeado de árboles
centenarios. Dejo preparadas las piedras y unas ramas para hacer un pequeño
fuego más tarde. Cogí la mochila y, después de una larga caminata, llegué a la
“cola de caballo”. Me embelesa esa caída de agua envuelta en un manto de
colores cristalinos bajo los rayos del sol; su sonido estruendoso me hipnotiza.
El paisaje es bellísimo, el río acoge esas aguas y con dulzura las encauza
hacia el valle donde se refleja la belleza de las montañas. Vuelvo a sentir ese
lazo invisible que me une a lo divino al observar la belleza de la Naturaleza.
En ese momento de arrobamiento, me doy cuenta de que mi vida en la
ciudad me produce malestar —el ruido, la competición, el móvil— me provocan
ansiedad, tristeza, enfado, ira. Soy consciente de que necesito un cambio,
siento cómo mi cuerpo se relaja casi inmediatamente en este entorno de
bienestar y la meditación consciente se pone en marcha, el ritmo de la vida se
hace lento y apacible debido al silencio y a la compañía de la Naturaleza. La
persona que soy aquí me gusta, es real, no tengo que demostrar nada. Mi
respiración se llena de fragancias y partículas que me sanan.
El agua me embruja y me dejo llevar por ese sonido atronador y al mismo
tiempo delicado, que deja una huella en el devenir de los tiempos. —La unión de
dos gases (hidrógeno y oxígeno H₂O), crea el agua y hace que la vida se
organice como director de orquesta; otro misterio que debemos descubrir—.
Átomos que se entrelazan para formar la Vida. El misterio de la Naturaleza, su
alta vibración y frecuencia me hacen sentir pequeña y al mismo tiempo humilde
ante la grandeza de la Belleza.
Escucho una voz armoniosa, me giro para ver quién está detrás, pero
estoy sola en ese mágico lugar. Esa voz que surge de la naturaleza, la oigo
como ecos en mi interior: “El aire que respiras es el mismo aire que todos los
seres respiran, todos bebéis las mismas aguas, vivís en la misma tierra, todos
veis el mismo cielo y os calienta el mismo fuego”. En ese momento de
comprensión inmediata, me doy cuenta de la barbarie y crueldad de la que somos
capaces por imponer nuestro control. Lágrimas de tristeza empañaron mis ojos
por el dolor que causamos al otro injustamente. Esa existencia controladora,
sin sentido y cruel, es inaceptable en el mundo de la belleza y del amor.
En el camino de regreso, voy reflexionando sobre lo que he oído y tomo
conciencia del otro, de cualquier ser vivo y de mi interacción con ellos. Con
la llegada de la luna, vestida de plateados filamentos dorados, el canto de las
aves nocturnas bajo la cúpula estrellada y la fragancia de la noche, sentí que
lo divino está en cada átomo manifestado y no manifestado. Todo es sagrado, me
doy cuenta de que la Inteligencia sublime del Creador es perfecta —podemos
creer o no, pero no podemos negar esa Inteligencia—.
Vuelvo a oír esa voz y ahora soy consciente de que soy Yo; es la misma
voz de la naturaleza, del aire, del agua, de las aves, del cosmos. Siento que
los latidos del Todo se unen a los míos, todo es visible e invisible y todo
está conectado bajo el abrazo del Creador.
Cuando regresé a casa, algo en mi interior había cambiado para siempre.
Había tenido experiencias sublimes, sentía que por mis venas corría la energía
de la Vida. La competición y la
confusión quedaron atrás al tener un nuevo sentido en mi vida. La intuición, la
creatividad, la imaginación abren puertas a otra dimensión.
El espíritu y la materia, lo visible e invisible, coexisten en el ser
humano. El devenir de la vida nos señala el paso del tiempo en nuestro cuerpo,
pero en la naturaleza, con sus ciclos, el devenir es eterno.
El combate espiritual nunca debe cesar, pues nos llevará a descubrir ese
misterio sagrado de la Vida que es Inteligencia, Energía, Materia, Frecuencia,
Vibración.





.jpeg)




